luns, outubro 10, 2005

Los chasquidos de Anselmo Cobirán.

En una de aquellas tertulias desquiciadas que duraban hasta altas horas de la madrugada, un grupo de amigos entre los que se encontraban Pedro Gómez, José Luis Lamas, José Luis Taboada, Pablo Regueiro y Rodrigo Osorio, llegamos a la conclusión de que la provincia de Cuenca no existe y que todo lo que la afirma no es más que una trama tras la que se esconden oscuros fines. La conversación tuvo lugar, como no podía ser de otro modo, durante nuestros años universitarios. Meses después, al Colegio Mayor en el que residíamos llegaron dos residentes naturales de la capital conquense lo que nos sirvió para confirmar nuestra tesis: era eviedente que habíamos descubierto la verdad y los que estaban detrás del montaje necesitaban refutar nuestra teoría a través de una prueba tan evidente como dos aborígenes. Uno de aquellos agentes de la mentira, Anselmo Cobirán, escribe una bitácora muy literaria desde la intangible ciudad de las casas colgadas.

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