sábado, decembro 29, 2007

Contra el miedo, por José Biobardi.

(TANGO)




Para A.

El miedo tiene miedo
¿qué pensabas?
El miedo tiene miedo
de tu voz.
El miedo tiene miedo
a tu mirada.
El miedo tiene auténtico pavor.

El miedo tiene auténtico pavor
a que hables de él
y digas: «Me da miedo
la soledad, el mundo,… ¡qué sé yo!
la soledad, el mundo,… ¡qué sé yo!»

El miedo tiene miedo
a que le mires
y descubras que no es más
que el reloj
que marca en negro el paso de las horas
esperando el desenlace atroz

(que es la muerte,
mas miedo no la nombra
porque sabiendo qué
¿podría haber temor?)

hurtándote el ahora,
este momento
en que late con fuerza el corazón
y bombea, consciente
de la vida,
las ganas de bailar esta canción.

El miedo tiene miedo
a tu mirada.
El miedo tiene miedo
de tu voz.
El miedo tiene miedo
¿qué pensabas?

xoves, decembro 27, 2007

Le juro que no estuve allí.

Le juro que no estuve allí. La verdad es que todo es bastante inverosímil pero intentaré explicárselo. Aquella mañana me levanté somnoliento y, como hago siempre, encendí la tele para ver las noticias mientras me preparaba el desayuno. Parecía que había pasado algo importante porque a pesar de ser la hora acostumbrada no estaban dando la información meteorológica. La locutora decía: «Como les venimos informando, ayer un hombre se coló en la ceremonia. Lo curioso es que nadie se dio cuenta hasta que el reportero gráfico de ABC comprobó las fotografías de la memoria de su cámara» En la pantalla se sucedieron media docena de fotos en las que se veía al Rey en primer plano leyendo un discurso y, algo más atrás, a mí en pijama, con la taza de café en mi mano derecha y la caja de cereales en la izquierda. Adormilado, en la primera foto; sorprendido, en la segunda; con los ojos cerrados, en las siguientes y, ya en la última, huyendo del objetivo. «La policía solicita colaboración para identificar a este hombre», en la pantalla se veían mis seis retratos ampliados, «y ruega a quien crea conocerlo que se acerque a una comisaría o llame al número de teléfono que aparece en pantalla… »


luns, decembro 24, 2007

Feliz Navidad pese a la navidad.

Dos poemas que frente al espumillón y su ejército quizá nos permitan vivir este día:

He visto a Dios
cruzar por la mirada de una puta
hacerme señas con las antenas de una hormiga
hacerse vino en un racimo de uvas olvidado en la parra
visitarme en un sueño con el aspecto repulsivo de una babosa gigantesca;
he visto a Dios en un rayo de sol que oblicuamente animaba la tarde;
en el buzo violeta de mi amante después de la tormenta;
en la luz roja de un semáforo
en una abeja que libaba empecinadamente en una florcita
miserable, mustia y pisoteada, en la plaza Congreso;
he visto a Dios incluso en una iglesia.

[Mario Levrero en el prólogo de El discurso Vacío (1996) Caballo de troya, 2007 ]

RESULTA QUE DIOS ESTÁ DESNUDO…

No puedo dejaros así,
dejaros de la mano tan a oscuras,
por aquí,
seguid a mis palabras un momento…
Los que echáis un borrón de tinta sobre la estampa de una muchacha
con los senos al aire;
mis religiosos murmuradores,
dejad de tejer vuestro ganchillo de censuras.
Oh mis venenosas y dulces viejecitas beatas,
ya tenéis edad para comprender.
Que fácil es verle cuando no se hace daño.
Resulta que Dios está desnudo
el que no quiera verle que no mire.

[Gloria Fuertes en Todo asusta en Obras incompletas. Cátedra, 1975]




¡Muy feliz Navidad todo el año!

sábado, decembro 15, 2007

Osorio y compañía.


El proyecto de esta recopilación de cuentos lleva bastante tiempo en mi cabeza. El impulso definitivo, como cuento en el prolegómeno, lo dio por mí Benito Pantaleón hace dos Navidades, pero aquel libelo no cuadraba totalmente con mis intenciones. El año pasado, el interés de un editor por mis escritos, me llevó a compilarlos tal como lo tenía en mente pero el resultado no le gustó lo suficiente.

Ahora, después de unas cuantas correcciones, pongo a su disposición y someto a su fallo inapelable mi primera colección de relatos que reúno bajo el título de Osorio y compañía y que pueden descargarse pulsando sobre la portada.




Del Prólogo a la primera edición, por Benito Pantaleón Iparraguirre:

[…] se recogen en ella los microrrelatos de estos autores que fueron publicados en las páginas literarias del diario La Voz de Galicia en los meses de agosto de los años 2003, 2004 y 2005. Refleja la selección el criterio del jurado del concurso Relatos de verán que dejó en el camino otros cuentos que algunos de los apócrifos de Sergio enviaron a ese concurso y que el propio autor considera de más valía […] ¿Hasta dónde llega la ficción? ¿No será SBL otro personaje? En estos asuntos de falsedades y heterónimos nunca se sabe.
ÍNDICE.
PROLEGÓMENO.

PRÓLOGO A LA PRIMERA EDICIÓN, por Benito Pantaleón Iparraguirre.


RELATOS DE VERÁN.


Dolor.


Escribo.


El archivo.


Al dente.


Libro de reclamacións.


Tatuaxe.


Relaciones internacionales.


Mundo prosaico.


Opus 136: estío (Sonata en La menor).


Tempus fugit.


DESCUENTOS.


Microeconomía.

El libre albedrío.

Un acto de humorismo.

Querida Luisa:

Un error.

Pequeños tesoros.

Marcos 9, 42-50.

Una espía en el dormitorio del comandante Castro.

Dantesco.

ÍNDICE ONOMÁSTICO, por BPI.



venres, decembro 14, 2007

Pequenos tesouros en eBierzo.


Chechu, uno de los responsables de eBierzo.com, nos ha ofrecido a algunos mantenedores de bitácoras de la comarca una colaboración mensual en su recientemente remozado (y siempre interesante) cibersitio cultural.

Desde la semana pasada acoge la versión original (en galego) de mi cuento Pequeños tesoros a la que he incorporado una pequeña coda (en castellano) contando el carácter premonitorio del cuento y la última vez que vi a Isaura Mouriño.


mércores, decembro 05, 2007

(Una poética)

Prefiero el corazón de las manzanas,
el duro hueso de las aceitunas,
las pepitas de la más tierna uva,
las pipas del melón, a sus carnazas.

Aborrezco lo externo. ¡Hasta la forma
que muestra ese vestido de su cuerpo!
Me gusta más lo que lleva por dentro:
su odio, su rencor, su paranoia.

Sé que hay almendras, nueces, cacahuetes,
corazones preñados de bondad y alegría
que refutan el quid de mi razonamiento.

Pero ¿acaso creéis que eso a mi me compete?
¡Dejadme con esta mi nueva ideología!
¡Ya abandoné el estilo y cuido el argumento!

Como «adiós», por lo menos, usaré un estrambote
de lágrimas sedosas, lineales y vacías;
negras como tomates privados de cimientos.

martes, decembro 04, 2007

Página en negro.

Hace un tiempo en Juegos de ingenio escribieron sobre libros con páginas peculiares: en blanco ( La caza del Snark o Libro de cabecera del espía) o en negro (Tristram Shandy).


Yo añadí a la lista las de Espérame en Siberia, vida mía.El protagonista de la novela viaja en el tren donde se desarrolla una de esas maravillosas conversaciones escritas por Jardiel Poncela:



-¿A usted que idea le sugiere la palabra Antropofagia? –indagó Lupe.

- A mí –dijo Mario- me hace pensar en una asignatura de la carrera de Medicina. Y también vería sin sorpresa una nota de prensa que dijera: «Ayer tarde comenzaron, con gran expectación de las clases científicas, las oposiciones a la cátedra de Atropofagia general vacante. Produjo gran efecto la actuación del doctor Dupont que, según se sabe, está considrad uno de los mejores antropofálogos del mundo… »

De súbito, hubo un súbito recrudecerse de ruidos en el vagón y todas las conversaciones quedaron cortadas. era el túnel.


Aquí empiezan tres páginas en negro tal que así:



para continuar:

La luz otra vez. La luz roja, dorada, azul cobalto, verde veronés, amarilla e hiriente del piamonte…


Estos recursos gráficos son una de las armas primordiales de la narrativa de Jardiel Poncela y, en general, de los humoristas españoles del 27*.


Años después, en 1969, Guillermo Cabrera Infante usa en Tres tristes tigres el recurso de manera semejante a Sterne:

-[…] Tú quieres una ayuda.
-Sí –dije.
-Bueno, te la voy a dar -dijo y levantó la pistola y apuntó para mí. Estaba a menos de dos metros. Disparó. Sentí un golpe en el pecho y un empellón en el hombro y una patada salvaje en la boca del estómago. Luego oí los tres disparos que me parecieron llamadas a la puerta. Me aflojé todo y caí para delante, sin ver ya, mi cabeza gopeando, duro, el brocal de un pozo que había en el suelo y caía dentro.






Imágenes tomadas de:

Espérame en Siberia, vida mía, de Enrique Jardiel Poncela. (1ª edic 1929) Ediciones Cátedra, 1992. Págs 362 a 365.

y

Tres tristes Tigres, de Gullermo Cabrera Infante , (1º edic 1969) Seix Barral, 1998. Pág. 63.







*Sobre estos temas más información en:

Humoradas: « Los humoristas del 27»

La otra generación del 27. El humor nuevo español y La codorniz primera. (Editorial Polifemo, 2004 ), de Emilio González-Grano de Oro.

El hombre que mató a Jardiel Poncela. (Planeta, 1997), de Manuel Martín.