xoves, decembro 29, 2005

Acerca del ser.


-No somos nadie. Tautología.
-Nunca serás nada. Dogma de fe.
-Fuí feliz. Añoranza.
-¿Qué será, será...? Banda sonora original.

venres, decembro 23, 2005

Felicitación.

Don Melchor tras cruzar el umbral de la cuadra no pudo contener las lágrimas al ver por vez primera al niño Dios y recordar lo que había leído en el vuelo de los pájaros: que aquella piel sonrosada iba a terminar atravesada por clavos y lanzas.


Adoración de los reyes magos. Jacques Daret, 1433-35

Muy feliz Navidad todo el año.

luns, decembro 19, 2005

Soñar (II).

O sono é o noso
El sueño es lo nuestro.
(Gonzalo Navaza. A torre da derrotA.)


Los sueños son fascinantes. Representan el nexo entre lo que hemos convenido en llamar “lo real” y “lo ficticio” (Repito, a riesgo de cansar a un eventual lector fiel de esta constelación, que en mi opinión “lo ficticio” también es “real” y que su opuesto debe identificarse con la palabra “acaecido”) Los sueños son tan acaecidos como ficticios, en ellos ambas pacelas se mezclan: usan de la materia de lo vivido sin diferenciar entre acaecido o pensado –tanto lo leído en un libro como cualquier anécdota son elementos de los que se puede nutrir nuestra imaginación para montar el sueño- y el propio sueño –pura “irrealidad”- puede determinar nuestro comportamiento cotidiano generando miedos pero también ilusiones.
Pero los sueños son más que esas milagrosas construcciones de nuestra mente mientras dormimos. La imaginación se alimenta de sueños. La literatura esta llena de sueños. (…) yo no he dejado de soñar leyendo (Jose María Merino. En un foro del diario El Mundo) También soñamos despiertos y no sólo historias sino también mundos nuevos, esos son los sueños de los hombres de acción.
Todos los hombres sueñan, pero no del mismo modo. Los que sueñan de noche en los polvorientos recovecos de su espíritu, se despiertan al día siguiente para encontrar que todo era vanidad. Más los soñadores diurnos son peligrosos, porque pueden vivir su sueño con los ojos abiertos a fin de hacerlo posible (T. E. Lawrence. Los siete pilares de la sabiduría)

Soñar (I).

Entre el vivir y el soñar
está lo que más importa.
(Antonio Machado. Los complementarios.)

Logré encontrar el artículo sobre los sueños de los escritores que había prometido compartir con uno de mis anónimos glosadores (y, por supuesto, también con usted):

SUEÑOS.

Félix Romeo (ABCD las artes y las letras. Septiembre. 2005)

Entre los libros que nunca publicaré está una antología de sueños reales de escritores. No los sueños inventados en sus ficciones, los que inventa Antonio Tabuchi o los que recogió Borges, sino los sueños que los escritores anotan en sus diarios, en sus cartas, en sus memorias… Recojo todos los sueños pero me interesan más los sueños soñados antes de las teorías de Sigmund Freud. Walter Scott escribe en sus Diarios: «11 de junio de 1826. Malos sueños referentes a la pobre Carlota. Me desperté pensando que mi vieja e inseparable amiga estaba a mi lado, y sólo cuando estuve totalmente despierto es cuando me convencí de que ella era una sombra lejana y que mi cama estaba viuda. Creo que los fenómenos de los sueños se deben en gran parte al doble contacto que se tiene lugar cuando al dormir ponemos una mano sobre la otra. Cada una de ellas da a la otra la sensación de contacto, y nuestra fantasía durmiente atribuye esa complicada sensación a acción de otro ser, cuando, en realidad ha sido producida por la acción recíproca de nuestros propios miembros
En una libreta con dos anillas metálicas voy listando los sueños que leo: Cesare Pavese, en El oficio de vivir/El oficio de poeta, páginas 257, 259, 287 y 288…; Lorenzo Villalonga, en Diario de Guerra, páginas 55, 56 y 57; Margarite Duras, en Outside, páginas 253 y siguientes; Stephen Spender, en Journals 1939-1983, páginas 145y 146, 189,…; Carlos Edmundo de Ory, en Diario I, páginas 76, 128, 300…; Pier Paolo Pasolini, en Mamma Roma, páginas 143 y 144: «Es como si hubiera escrito páginas de una novela o poemas y –mientras duermo, mientras estoy ocupado en otra cosa- un rebaño de personas mediocres, sucias, inconsciente , feroces, llenas de la fúnebre alegría de los militares o de las asociaciones de estudiantes, entraran en mi estudio, revolvieran mis manuscritos, cogieran algunas páginas para pisotearlas, arrancarla, destruirlas»

(…)

Pero desde que recopilo esta antología de sueños de escritores realizo otra, que cada vez me parece más enigmática, de escritores que no anotan sus sueños, o que quizá no sueñan: Miguel Torga, Joe Orton, Ángel Crespo, Truman Capote, Turgueniev, André Gidé…
Me parece una caza interesante por lo que decido unirme a ella, espero tener suerte para poder compartir con ustedes las piezas que me cobre.

xoves, decembro 15, 2005

Ladrones.

Estos tres últimos días me he desvelado una hora antes de que suene el despertador. Totalmente despierto pero aún cansado soy incapaz de conciliar de nuevo el sueño. Espero impaciente el repicar de las campanas. La oscuridad y el tiempo se dilatan. Desde la calle me llegan los carraspeos de los motores que tras la helada de la noche se resisten a arrancar. Siento que me han robado un sueño.

mércores, decembro 14, 2005

Mundo prosaico.

Un buen día un asesor del Parlamento decidió redactar algo tan farragoso como los Presupuestos Generales del Estado en verso. Contra todo pronóstico no hubo duras críticas de la oposición y el funcionario, animado, versificó la Ley General de Tráfico y la Hipotecaria. Los buenos resultados, que no sólo se manifestaron en la calurosa acogida de la opinión pública (especialmente estudiantes de derecho y opositores que, gracias al verso, memorizaban más fácilmente las disposiciones vigentes) sino también en el estricto cumplimiento que ciudadanos e instituciones hacían de las leyes rimadas, llevaron al Congreso a aprobar por unanimidad la Ley de Versificación. Unos meses después la Comisión Nacional de Versificación ya había publicado las nuevas ediciones del código penal y del civil que, sorprendentemente, se auparon a los primeros puestos de la lista de libros más vendidos. En el Parlamento alguien dijo «¿Por qué no la Constitución?», nadie se opuso.
Al tercer año se crearon las comisiones de versificación en los Ayuntamientos pues, como dijo el presidente: “…si logramos trasladar a los entes locales los indudables beneficios que la poesía ha reportado a nuestra convivencia podremos alcanzar la tan ansiada y, hoy probable, felicidad” Precisamente el romance DEL PLAN URBANÍSTICO DE LA VILLA Y CORTE fue el que supuso la quiebra del sistema. Las graves dificultades que el redactor tuvo para rimarlo le llevaron a usar el verso libre en el artículo 127. Como auténticos perros de presa los constructores se agarraron a aquella imperfección para burlar el propio plan. Los jueces tuvieron que aplicar aquél artículo del código penal, ya casi olvidado, que decía:

“Al funcionario que acepte
de parte de un constructor
dádiva, don o presente
a cambio de ser autor
de acto, norma o expediente
que autorice, al tal factor,
a edificar libremente
sin respeto al redactor
de la norma competente,
castíguese como autor
con la pena procedente
para un delito mayor.”

Y por esa brecha volvió la prosa y con la prosa el mundo en que vivimos igual al que, con tanto esfuerzo, nuestros ancestros habían superado.

martes, decembro 13, 2005

Profeta en su tierra.

I

“¡A vivir! ¡A vivir!” –gritaba, corriendo por la calle, un hombre bastante parecido a James Stewart. Aquel día todos se saludaron amablemente y las reparaciones, las comidas y los cortes de pelo revelaron la existencia de Dios.

II

El zapatero persuadido por el doble de James Stewart decidió pasarse al bando de los antiprocastinadores*.Pero aquella mañana se durmió y las obligaciones retrasadas le amordazaron la sonrisa.

III

“¡A vivir como se crea adecuado!” –era el lema que su vecino gritaba aquella mañana. Muchos no llegaron a sus trabajos porque estuvieron llamando por teléfono a amigos con los que hacía años que no hablaban.

IV

“¡A vivir! ¡A vivir!” –gritaba una mañana más el sosias de la mítica estrella de hollywood. Ya pocos sonreían en el pueblo. “Cada vez madruga más”; “Me despierta a los niños”; “Tengo turno de noche y justo cuando me acuesto…”

V

“¡A vivir! ¡A vivir!” El opositor, perturbada su sagrada concentración por los gritos, salió a la ventana y disparó a aquel individuo tan pesado.

VI

El delegado del gobierno tomó las riendas de la investigación ante la inactividad de la policía del pueblo.
- “¿Quién mató a este actor?” Preguntó enseñando una foto del finado sonriente en un charco de sangre.
-“Fuenteovejuna, señor”
Todos se habían puesto de acuerdo. Aunque menos optimistas fueron felices tras la muerte de aquel sujeto larguirucho que corría por las calles nevadas proclamando la necesidad de ser mejores cada día.


*Antiprocastinador. Adjetivo construido por José Antonio Marina en su ensayo La inteligencia fracasada. Teoría y práctica de la estupidez. (2004) a partir del término latino “procastinador” que hacía referencia al que deja las cosas para mañana. Los antiprocastinadores son los que aprovechan todos los instantes de su tiempo sin dejar para mañana lo que pueden hacer hoy. Los “traperos del tiempo” en afortunada expresión de don Gregorio Marañón.

luns, decembro 12, 2005

Un sueño.


He matado a un hombre que no conocía de nada arrojándolo por la ventana del comedor de casa de mi abuela. Le he empujado como en un sueño, desentendiéndome de las consecuencias de mi obrar. Todo se vuelve misterio. Decido entregarme a la policía pero antes quiero explicárselo a mis padres, les llamo por teléfono y no contestan. Recuerdo que han ido de viaje.
La conciencia no deja de remorderme y cuando mis padres regresan me cito con ellos en una cafetería y les cuento todo. A través de la cristalera del bar vemos llegar un coche patrulla. «Vienen a por mí», digo. Me esposan y me conducen a la comisaría. Durante el trayecto no dejo de pensar en si me conviene más declarar o no decir nada, en si mis padres conocen a algún abogado o tendré que fiarme del de oficio… Tengo miedo, sé que mi versión «lo maté como en un sueño» no me servirá de nada pues no me entregué después del homicidio (ya han pasado tres días) y ni siquiera he llegado a entregarme, me han detenido.

17 de febrero de 2005.

venres, decembro 09, 2005

Cuatro fábulas crípticas.

VIII

Cuando por la noche las hormigas finalizan su jornada laboral las páginas de los libros recuperan su mudez.

IX

El rinoceronte minucioso tuvo que abandonar su gran pasión: el maquetismo.

X

Los monos, asustados por su parecido con los hombres, decidieron no afeitarse más.

XI

La pantera se creía noche.

xoves, decembro 08, 2005

Televisión.

El presentador del telediario se esforzaba por concentrarse en el texto de las noticias y no fijar su mirada en el escote. Pero cada vez que alzaba la vista de los folios, sus ojos se le posaban en el pecho de la espectadora que al final optó por ponerse un jersey, a pesar del calor.

mércores, decembro 07, 2005

Una fábula más.

VII
El homínido...

-¿Cómo que "el homínido"? Un homínido no puede ser protagonista de una fábula. Nos merecemos algo más: un relato que, en definitiva, es una pequeña parte de La Historia.

RELATO.
El homínido al presentir cual iba a ser su futuro regresó a las ramas no sin antes arrear una pedrada al erudito que había logrado retrasar miles de años la evolución de la especie.

martes, decembro 06, 2005

Uroboros.

El escritor consagrado no pudo soportar ni un segundo más aquel bodrio. Abrió la ventana, arrojó el superventas y se puso a escribir la crítica que le habían encargado. «Infumable y predecible», la tituló.
El libro, una trepidante intriga relacionada con los diarios personales de uno de los ayudantes del constructor de la catedral de León, cayó ante los pies de una anciana que paseaba por la acera aprovechando el sol del mediodía. No sin esfuerzo la mujer se agachó y recogió el tomo: « ¡Qué sorpresa! –le dijo- ¿Cómo sabías que estaba pensando en ti?» Había oído hablar tanto del libro que decidió subirlo a su casa para que la acompañase en las tardes de aquel invierno tan frío. En primavera lo terminó. Nunca había leído una novela y aquella la había seducido « ¿Hasta dónde llegará la ficción?»
Fue a la biblioteca pública y devoró dos tratados de arquitectura gótica y una historia de las herejías medievales. Unos libros le fueron llevando a otros y encontró gusto por la poesía y el teatro. Siempre se la veía con un libro bajo el brazo.
Al invierno siguiente no era capaz de comprender como Amalia, su mejor amiga, era capaz de perder el tiempo leyendo «Lo que es del César», el insustancial bestseller de moda.

luns, decembro 05, 2005

Sombra.

El rayo de sol se coló en la habitación por el agujero de la persiana. Comenzó iluminando una diminuta parcela a la altura del techo pero, según avanzaba la mañana, bajó deslizándose por la pared. A mediodía, superadas las volutas de la cabecera, reposó en su almohada. Entonces él se revolvió en la cama y el pequeño círculo iluminó su frente, justo en el lugar donde solía besarle al despedirme de él. Su carne comenzó a crepitar. Un grito espantoso acompañó el último estertor del vampiro.

sábado, decembro 03, 2005

Vacío perfecto.

ARCHIVOS DE LA O.P.A.
Catálogo del vacío perfecto (IV)

Como recordarán en esta sección pretendo dejar constancia de los libros invisibles que conforman el vacío perfecto. Esta acertada expresión pertenece al título de un libro del escritor polaco Stanislaw Lem.
Vacío perfecto (A perfect vacuum, 1971) es una colección de críticas de libros imaginarios que guarda semejanzas, dentro de las obvias diferencias entre los dos escritores, con la obra de Bolaño de la que le escribí más abajo. Contiene quince reseñas de novelas y ensayos invisibles, el imaginado discurso de un inexistente premio Nóbel (Alfredo Testa) y, quizá lo más interesante, la propia crítica de Vacío Perfecto, el libro de Lem. En esta última cargado de ironía traza un revelador ensayo sobre estos juegos de espejos literarios. Ante la dificultad de encontrar la obra en librerías, incluso en las de viejo (no dejen de acudir a su biblioteca pública) reproduzco parte del primer capítulo en que un anónimo crítico desmenuza a Lem:

«La crítica de libros inexistentes no es una invención de Lem. Encontramos intentos parecidos no sólo en escritores contemporáneos como Borges (…) sino en otros mucho más antiguos, ni siquiera Rabelais fue el primero en poner en práctica esta idea. Sin embargo Vacío perfecto constituye una especie de curiosum (…) ¿Cuál fue su propósito? ¿El de sistematizar la pedantería o la broma? Sospechamos que en este caso se trata de un subterfugio jocoso, viéndose confirmada esta impresión por la introducción, interminable [Realmente es interminable dado que esta introducción a la que hace referencia el crítico no existe. Sergio B. Landrove.] y muy teórica (…) En el párrafo siguiente de la introducción (AUTOZOILO) leemos: “La literatura nos ha hablado hasta ahora de personajes de ficción. Nosotros iremos más lejos: hablaremos de libros de ficción. En ello vemos una posibilidad de recuperar la libertad creativa y un ensamblaje de dos espíritus contradictorios el de autor y el de crítico.”
(…)
Todo esto, si es una broma, resulta un tanto cargante. Y, lo que es más, esta introducción sirve a Lem para engañar al lector (y tal vez a sí mismo), ya que Vacío perfecto se compone de unas seudoreseñas que no son, tan sólo, un compendio de chistes. Yo los dividiría, en desacuerdo con el autor, en tres grupos:

1) Parodias, pastiches y burlas: a este grupo pertenecen Robinsonadas, Nada o la consecuencia, (…), y Gigamesh. Señalemos que la posición adoptada en es bastante arriesgada, ya que inventar un libro malo para poder destrozarlo en una crítica porque es malo es realmente un recurso fácil. (…)
2) Apuntes en borrador (al fin y al cabo, no son más que unos borradores sui generis): Gruppenführer Louis XVI, Idiota y Cuestión del tempo. Cada uno de ellos podría ser quizá el embrión de una buena novela. Sólo que esas novelas primero deberían estar escritas. (…) Por eso habla en el AUTOZOILO de la pobreza de la materia prima creativa, de la pesadez artesanal de fabricar frases del tipo “la marquesa salió de casa a las cinco (…)

[El tercer grupo está integrado –según el crítico que le dedica un amplio comentario que aquí no viene a cuento- por el discurso apócrifo del premio Nóbel]

(…)

Es un libro sobre sueños que jamás se cumplen. Y el único ardid que le queda todavía a Lem sería un contraataque: afirmar que no fui yo, el crítico, sino él mismo, el autor, quien escribió la presente reseña, e incluirla, como un texto más, en Vacío perfecto»

No fue está la última incursión de Lem en el género. Recientemente la Editorial funambulista ha publicado Provocación que se basa en dos obras inexistentes, la de un historiador alemán que niega el holocausto nazi y, otra, aparentemente menos polémica, que describe la vida en nuestro planeta durante un minuto. Aún no he podido leer esta Provocación, si llego a hacerlo ya les comentaré.

NOTA: Alianza Editorial en su colección El Libro de Bolsillo está publicando una Biblioteca Lem, en la que esperemos llegue a aparecer Vacío perfecto.

venres, decembro 02, 2005

Omnia vanitas.

A Lewis Carroll.

El escritor bisoño después de que alguien le dijera «te estás convirtiendo en un maestro del relato breve» no pudo contener una sonrisa de oreja a oreja. Minutos después leyó una crítica a su obra que la calificaba de «extraordinaria» y «más que recomendada». La sonrisa le siguió creciendo hasta que las comisuras de los labios se le encontraron en la nuca y su cabeza cayó al suelo cercenada por la vanidad.

Bienvenida.

Si llega a esta constelación siguiendo la recomendación de los amigos de eBierzo.com espero no defraudar las expectativas que puedan haber generado en usted sus generosos y, a todas luces, desmesurados adjetivos.
En todo caso, haya recalado cómo haya recalado aquí, sea muy bienvenido y reciba mi más afectuoso agradecimiento por el tiempo vivido leyendo este diario.

xoves, decembro 01, 2005

Más fábulas crípticas.

V

Atraídas por el olor, las moscas buscan un paso en la solidez del roble. Arremeten una y otra vez contra la puerta confiando en que sólo por su ilusión y esfuerzo alcanzarán lo imposible.

VI

Nada hacía disfrutar más a la araña que oír el crujido de las cucarachas bajo los zapatos de los humanos.