luns, marzo 17, 2008

Coplas de la infancia de mi abuela, por Rodrigo Osorio. (IV)

La Guerra Civil llegó
sembrando España de muerte
también sentó en Cacabelos
sus reales la insolente.
En dos bandos dividido
quedó el pueblo una mañana
que falangistas y rojos
se tenían muchas ganas.
Hubo quien sacó la cuenta
de lo que no le pagaran
y quiso cobrarla en la sangre
de quien algo le adeudara.
Salieron viejas rencillas,
odios, enfados, venganzas
y en aquel lío de tiros
cayó alguna buena alma.
Desde lo de los mineros
que a Cacabelos bajaran,
los Civiles y Falange
esperaban la venganza.
Tío Vicente Carballo
en la mina laboraba
y andando iba a Fabero
bien temprano de mañana.
Regresaba por la noche,
al terminar la jornada.
Y saliendo de Quilós
unos hombres le esperaban
y una paliza le dieron
pensando que lo secaban,
que por muerto lo dejaron
en el medio de la campa.
Los gritos del tío Vicente
los vecinos escucharan
pero por miedo a los otros
y a su brutal represalia
nadie salió en su ayuda
mientras estaban los fachas.
Más tarde, unos vecinos
avisaron a Carballa:
«A tu hijo le pegaron
en el camino de Arganza,
pero está vivo, no temas:
sus heridas van curadas
y descansa hasta la noche
escondido en nuestra casa.
Nada más caer el sol
lo traemos a su cama.»
Aquel día la Falange
se lo pasó de parranda
persiguiendo a sus rivales
hasta sacarles el alma.
«¡Mataron al señor Joaquín!»,
decía la vecinada,
«fueron a primera hora
a buscarlo a la su casa.
él los oyó e intentó
fugarse por la ventana
cuando oyeron el pestillo
dispararon con sus armas
y cayó Joaquín al suelo
con su vida ya acabada.»
«¡Ignacia, vete y le cuentas
lo que escuchaste a Carballa,
para ver que tal está
después de esta vil jornada!»,
dice Angustias a su hija
tras saber de represalias.
A abuela Angustias barriendo
ve desde lejos Ignacia
cuando se acerca descubre
que de llorar no parara:
«¡Pegaronlle ao Vicente
pola noite traenmo a casa

7 comentarios:

Ángel Ruiz dixo...

La mejor parte, por ahora, de las coplas, la más intensa. Dale la enhorabuena de mi parte a Rodrigo Osorio.

Anónimo dixo...

Gracias, Angel por leerlas, veo que te gusta la acción: habrá más.

Un fuerte abrazo.

Ana Lorenzo dixo...

>>Salieron viejas rencillas,
odios, enfados, venganzas
y en aquel lío de tiros
cayó alguna buena alma.

Narración (no copla) de mi abuela materna cuando vieja y yo niña:
«—Les tenían envidia, sobre todo a mi hermano el mayor. Miguel, como mi padre. Nosotros vivíamos donde los nacionales. Uno era de donde vivía; que vivías allí, pues eras nacional; donde los rojos, pues rojo. Si nadie se metía en política.
—Sí que se metían, abuela, que luego se exiliaban.
—Anda, se exiliaban, claro, a México... pero eso eran los profesores, pero los de la universidad, no nosotros. Mi padre tenía fábricas de jabón y tiendas, despachos se decía entonces, y casas. Y empezó con solo un despacho y una fábrica en la trastienda, de joven...
—Sigue, abuela.
—Pues eso, vienieron de noche a por Miguel, mi hermano mayor. Mi padre fue con él. No los volvimos a ver.
Luego Mario, el de los ..., vino por la mañana, a hablar con mis hermanos. "Dilo delante de Conchi lo que tengas que decirnos."
—¿Qué dijo, abuela?
—Que P... había denunciado a Miguel a los rojos. Que lo hizo por la envidia, eso ya lo sabíamos, también lo sabía Mario. Cuando se lo llevaban para fusilarlo le dijeron a mi padre que se fuera, "Váyase, D. Miguel, esto no va con usted", pero mi padre no quiso.
—¿Por qué no?
—"Si se llevan a mi hijo, yo también voy", nos dijo Mario que dijo. También le pidió a él que nos dijera que nos quería.
...
Algunas veces alguna amiga de mi abuela venía a verla. Acuérdate, si no, que a tu padre y a tu hermano los mataron los rojos. Ella contestaba "No, los mató la envidia, la envidia y esa maldita guerra."»

Hay un precioso libro que se titula Los girasoles ciegos y que a mí me encantó leer, sobre esta guerra y sus pequeñas historias.

Un beso.

Anónimo dixo...

Gracias, Ana, por compartir la historia de tu familia. En mi lista de libros a leer (además de Batlerby, que me has pegado las ganas de leerlo) estaban ya esos Girasoles. Recomendándomelos tú avanzaran algunos puestos en la mesilla.

Pd. Pienso que lo triste es que TODOS somos capaces de comportarnos así en las guerras aunque siempre quedarán héroes como tu bisabuelo.

Muchas gracias por compartirlo.

Otro beso.

Anónimo dixo...

Gracias, Ana, por leer el romance (basado en los recuerdos de mi abuela), recordar a la tuya compartir sus recuerdos con nosotros.

Muchas gracias.

Ana Lorenzo dixo...

A Landrove: Héroe no, padre.
A Osorio: Sigo el romance con gusto; es un placer oír de nuevo historias de abuelas y abuelos, sobre todo de los nuestros, en esa época que vivieron, en que a pesar de la guerra, había escuela, niñez o juventud, vida (casi) normal al fin y al cabo. Así que, gracias a ti por compartir.
Un beso.

Anónimo dixo...

Ser padre es ser héroe, ¿no?

Un beso.