Prolegómeno.
Rodrigo, que no se me resigna a ser personaje y lucha por su condición de heterónimo, me envió ayer un cibercorreo en el que me decía:
Querido Sergio:
Hace año y pico […] me sorprendiste leyendo un romance ( Coplas de la vida de mi abuela) que había escrito para mi abuela Filomena en su 80ª cumpleaños y lo acogiste en tu Constelación. Mi otra abuela, Ignacia, acaba de celebrar su octogésimo aniversario y mi regalo […] son otros ripios sobre su infancia. Te los envío por si te apetece leerlos […]
Después de recabar su consentimiento comparto el romance con ustedes, espero que lo disfruten.
COPLAS DE LA INFANCIA DE MI ABUELA.
Era el año 28,
comenzaba el mes tercero,
cuando Ignacia fue a nacer
en villa de Cacabelos.
Don Manuel Blanco, su padre,
aserrador, bodeguero,
que para comer labraba
un par de viñas y un huerto.
Su madre, Angustias Carballo,
(era propio de su tiempo)
se dedicaba a cuidar
de la casa y los pequeños:
que Ignacia fue la primera
de un conocido quinteto
formado por Celia, Alfonso,
Emilia y Carmen. Tuvieron
aún otra criatura
que murió pequeña siendo
pero esta historia ahora
adelanta mucho el cuento.
Ningún comentario:
Publicar un comentario