xoves, decembro 27, 2007

Le juro que no estuve allí.

Le juro que no estuve allí. La verdad es que todo es bastante inverosímil pero intentaré explicárselo. Aquella mañana me levanté somnoliento y, como hago siempre, encendí la tele para ver las noticias mientras me preparaba el desayuno. Parecía que había pasado algo importante porque a pesar de ser la hora acostumbrada no estaban dando la información meteorológica. La locutora decía: «Como les venimos informando, ayer un hombre se coló en la ceremonia. Lo curioso es que nadie se dio cuenta hasta que el reportero gráfico de ABC comprobó las fotografías de la memoria de su cámara» En la pantalla se sucedieron media docena de fotos en las que se veía al Rey en primer plano leyendo un discurso y, algo más atrás, a mí en pijama, con la taza de café en mi mano derecha y la caja de cereales en la izquierda. Adormilado, en la primera foto; sorprendido, en la segunda; con los ojos cerrados, en las siguientes y, ya en la última, huyendo del objetivo. «La policía solicita colaboración para identificar a este hombre», en la pantalla se veían mis seis retratos ampliados, «y ruega a quien crea conocerlo que se acerque a una comisaría o llame al número de teléfono que aparece en pantalla… »


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