venres, abril 14, 2006

Apuntes para una filología del camelo ( I )

DEL NONSENSE, EL TRAMPINTÁN, EL MOMECICLO Y OTROS CAMELOS.

I. EL SINSENTIDO



«Words, words, words»

El lenguaje nació con fines comunicativos pero la expresión subjetiva de una realidad que siempre se percibe subjetivamente da lugar, inexorablemente, a la mentira. Si a esto unimos que el lenguaje es el medio por el que expresan las mentiras conscientes (que también forman parte de la comunicación) los grandes falsarios: estafadores, políticos y poetas, entre otros, poco debió de tardar el ser humano en darse cuenta de que la lengua era –como los partidos políticos en su ámbito- un mal necesario: no cumple satisfactoriamente su fin pero es lo mejor que hemos inventado. Si bien todos somos conscientes de lo inútil* que resulta cualquier idioma para expresar lo que queremos, preferimos aferrarnos al clavo ardiendo del mal menor antes de rechazarlo por completo. Desde esta premisa aparece la necesidad de desmitificar la eficacia de las lenguas para alcanzar su meta y desde la literatura se reclama lo absurdo e inútil de las palabras para transmitir un sentido.

Ejemplo principal de esa corriente es el nonsense que encuentra su más claro ejemplo en el poema The Jabberwocky que Lewis Carroll incluye en A través del espejo y lo que Alicia encontró allí (CAPÍTULO I):


The Jabberwocky.

`Twas brillig, and the slithy toves

Did gyre and gimble in the wabe:
All mimsy were the borogoves,
And the mome raths outgrabe.

"Beware the Jabberwock, my son!
The jaws that bite, the claws that catch!
Beware the Jubjub bird, and shun
The frumious Bandersnatch!"

He took his vorpal sword in hand:
Long time the manxome foe he sought-
So rested he by the Tumtum tree,
And stood awhile in thought.

And, as in uffish thought he stood,
The Jabberwock, with eyes of flame,
Came whiffling through the tulgey wood,
And burbled as it came!

Ilustración del Jabberwocky por John Tenniel para la primera edición de A traves...

One, two! One, two! And through and through
The vorpal blade went snicker-snack!
He left it dead, and with its head
He went galumphing back.

"And, has thou slain the Jabberwock?
Come to my arms, my beamish boy!
O frabjous day! Callooh! Callay!'
He chortled in his joy.

`Twas brillig, and the slithy toves
Did gyre and gimble in the wabe;
All mimsy were the borogoves,
And the mome raths outgrabe.





El carácter del propio sinsentido hace que las traducciones varíen mucho, pueden leer diversas versiones en las lenguas ibéricas en el cibersitio de J.M. Albaigès pulsando aquí.

El sinsentido del poema será aclarado capítulos después (concretamente, en el CAPÍTULO VI) por Humpty Dumpty (Tententieso o Zanco Panco) que cuando comenta con Alicia el poema aprovecha para colocarnos su manida teoría nominalista.

La carga teórica de las Alicias de Carroll es ingente (nunca sabremos si tanto como nos quieren hacer ver sus exegetas) pero no le resta un ápice de su entretenimiento y The Jabberwocky es, fundamentalmente, un divertimento en que Carroll crea palabras fonéticamente verosímiles pero vacías de significado y las ensarta en frases por lo que, al someterlas a las reglas gramaticales de un idioma y ponerlas en relación con otras palabras “usuales”, no podemos evitar que nuestra mente las acabe interpretando instintivamente de alguna manera. Como Alicia, tras escuchar los versos podemos decir: Me parece muy bonito (…) Es como si se me llenara la cabeza de ideas pero al final… ¡no sé qué significan! Lo único que está claro de todo el poema es que alguien ha matado a algo**. Esta actuación instintiva de nuestra mente (que es esencial en la comunicación diaria para suplir errores del emisor o desconocimientos del receptor) ante los sinsentidos la describió como nadie Rafael Sánchez Ferlosio en el siguiente pecio:

Digo la TARA, y no me entiende nadie; digo LA TARA Y LA REJAMA, y ya me entienden muchos; digo por fin LA TARA LA REJAMA EL TOMERO Y EL ROMILLO y veo que me entienden todos. El injusto poder de convicción de los sistemas viene del hecho –por lo demás, epistemológicamente necesario- de que el cerebro humano sea tan inercialmente, tan formalísticamente, analógico y combinatorio.

(Vendrán más años malos y nos harán más ciegos. R.S.F. Destino, 1993)

* Cuanto mayor sea nuestro conocimiento de un idioma y la destreza con la que lo empleamos menor será su inutilidad, pero existe una ineficacia esencial derivada de la diferente percepción de la realidad que todos (y cada uno) tenemos. Nunca significará lo mismo u apalabra para el emisor y el receptor del mensaje. Es evidente que Sánchez Ferlosio suple las taras del castellano pero ¿entiende alguien más que él mismo sus escritos hasta las últimas consecuencias?
**Traducción de Ramón Buckley para Cátedra.

ADDENDA: A través de Bienvenidos a la fiesta (Nota del 11 de abril de 2006) me entero de la existencia de Edward Lear precursor del sinsentido (A book of nonsense, 1845). G. K. Chesterton lo consideraba superior a Carroll pues además de la lógica y el humor del autor de las Alicias, Lear introduce un nuevo elemento, el elemento de lo poético e incluso de lo emocional(Chesterton. DEFENSA DEL ABSURDO en Correr tras el propio sombrero. Editorial El Acantilado, 2005)

6 comentarios:

Anónimo dixo...

Sin ir más lejos ---digo, idiomáticamente hablando--- el capítulo 68 de Rayuela de Cortázar es un elocuente ejemplo de esa creación de palabras que siendo “fonéticamente verosímiles” y en apariencia “vacías de significado” una vez insertas de acuerdo a un orden sintáctico y en interacción con otras palabras “usuales”, provoca que nuestra mente las acabe interpretando instintivamente y opere un proceso de completación de sentido, tal como apuntabas. A todas estas, cabe señalar que Julio Cortázar era un impenitente lector de autores de habla inglesa entre los cuales se contaban Carroll y Poe, por solo mencionar algunos. Eso me hace pensar en otro autor argentino, Jorge Luis Borges, quien solía decir que cada autor crea a sus precursores: Lowell Carroll, y después Cortázar…

68

Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente sus orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, la esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpaso en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentían balpamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias. Rayuela, Julio Cortázar.


Muy bueno el blog, Sergio, lo he puesto entre mis favoritos…

Saludos cordiales

Wladimir Márquez

Sergio B. Landrove dixo...

Si te digo la verdad no recordaba ese mítico fragmento de Rayuela y no lo pensaba incluir en los Apuntes. Gracias por hacerlo tú con esos certeros comentarios.

Me alegro que le guste la bitácora, cuando quiera venir le recibiré con los razos abiertos.

Un abrazo.

Sergio B. Landrove dixo...

Por cierto que cuando digo "no lo recordaba" no quiero decir que no lo conocía sino que mi mente no lo estaba relacionando con este tema del camelo, siendo tan claro e, incluso, mítico el ejemplo. Gracias por suplir mis carencias.


Preparo los siguientes "apuntes" que serán más próximos, idiomaticamente hablando.

Otro abrazo.

Anónimo dixo...

Hola, Sergio
Mi nombre es Alexis Trujillo. Estaba buscando a Wladimir, amigo de hace años, y vi que te escribió una entrada. ¿Es posible que me pongas en contacto con él, por favor? No sé de otra vía y reconozco mi torpeza en estos caminos cibernáuticos y tal. Mi correo es el lextr@yahoo.com. Mil Gracias
Atrujillo

Anónimo dixo...

Sergio:
Disculpa mi rudeza al no haberte hecho comentario alguno acerca de tu texto y sólo refererirme a mi búsqueda. El nonsense es de algún modo shakesperiano, también. Lo digo por aquello de the sound and fury, que son palabras que juntas impactan pero que, sin embargo, en la frase son la suspensión una de la otra: es decir, nada.
El lenguaje procura su música, es cierto. La creatividad implica algunas mentirillas, también. Quizás esa sea la columna verteberal de la poesía, no sé. En muchos casos, y para mí, son motivo de celebración.
Tu análisis es muy agudo. Gracias por haberlo escrito

Atrujillo

Sergio B. Landrove dixo...

Amigo Alexis:

Gracias por LOS DOS comentarios. Quizá sea parte del eterno debate entre forma -estilo- o fondo -contenido- hay palabras (y hasta sonidos) que quedan tan bonitos juntos que no necesitan significar nada... Hay momentos -puede que de perturbación, no lo sé- en que preferimos ese tipo de literatura;en otros necesitamos mucho contenido.

Tu crítica es desmesurada, gracias de todos modos.