Como nadie puede engañarnos sin antes habernos convencido de que dice la verdad, es más fácil que nos engañe una historia que se ajuste a un realismo de contenido al menos superficial o aparente. Por eso podemos decir que el romántico más descarado engaña mucho menos que el realista más superficial, que la literatura ostensiblemente fantástica nunca consigue engañar al lector. Los cuentos de hadas no engañan a los niños. Las historias que sí suelen engañarlos, y mucho, son las historias que oyen en la escuela. La ciencia-ficción no engaña, las revistas femeninas sí. El peligro real acecha en las novelas de aspecto muy sobrio donde todo parece muy probable pero, en realidad, están concebidas para transmitir determinado comentario social, ético, religioso o antirreligioso "sobre la vida". Hablo de engaño porque al menos algunos de esos comentarios tienen que ser falsos.
C. S. Lewis, La experiencia de leer. [Cita tomada de Bienvenidos a la fiesta, la excelente ciberbitácora de Luís Daniel González, que conocí a través de Compostela.]
Para el autor de las Crónicas de Narnia nada fantástico, por inverosímil, puede llegar a engañar; por lo que lo increíble no puede ser instrumento de manipulación. Para Lewis el verdadero peligro se encuentra en lo expresado de forma realista: lo manifestado como verdad y con apariencia de verdad. Cita expresamente las revistas femeninas*, que no sé cómo serían en la época en que escribió su reflexión pero continúan siendo hoy un buen ejemplo de cómo los medios “periodísticos” se usan para la difusión de determinados modelos de pensamiento. La “tesis” ha abandonado la ficción literaria pero no la publicidad ni el periodismo.
* Escribo esto y aparece en el ABCD las artes y las letras un artículo en el que Nilo Casares equipara, en este aspecto, las revistas masculinas a las femeninas: De esto nace una intuición: las chicas de las revistas (lo que los yanquis llaman las pin-ups), no existen; básicamente porque nunca las ves por la calle, y también porque notas por las imágenes que algo no funciona, que son tan bellas como inciertas. Aunque si no te basta con la intuición y quieres comprobar que es así y que las chicas de las revistas son una mentira impuesta para mantener un modelo que sigue ajeno a cada uno de los cuerpos que somos, para desmaquillar las revistas, y seguir con toda la realidad que nos rodea, nada como un poco de desmaquillaje como el que nos facilita The Art of DeTouch (detouch.org).
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