sábado, abril 01, 2006

The Yes Men (II)

ARCHIVOS DE LA O.P.A.
La práctica de la impostura ( II )

Portada inglesa del libro.


Su más relevante actividad (que sirve de subtítulo al libro en su versión castellana) fue la de crear un sitio virtual bajo la dirección gatt.org simulando burdamente (en la evidencia de la impostura esconden estos falsarios su gracia) ser el sitio electrónico de la Organización Mundial del Comercio.

The Yes Men.


Lo hicieron tras las protestas de 1999 en Seattle. Su fin era ironizar pero la gente se lo empezó a creer. Dicen TYM: cualquier persona con dos dedos de frente que hubiera leído cualquier parte del texto sabría inmediatamente que era imposible que lo hubiera escrito la OMC. Pero, aparentemente, muchas personas del mundo de los altos negocios o no tienen ni esos dos dedos de frente o no lee, o las dos cosas, porque inmediatamente nos inundaron correos electrónicos de abogados, de funcionarios ministeriales, de académicos y de otras personas que –gracias a una rápida búsqueda a través de Google o de Yahoo- pensaron estar en correspondencia con los peces gordos de Ginebra. Así que comenzaron a dictar conferencias invitados por instituciones de todo el mundo: en Salzburgo a reclamo de una reunión internacional de abogados propusieron una solución a la democracia: vender los votos al mejor postor y en la Universidad de Plattsburg (EUA) proclamaron que la posibilidad de reciclar hasta diez veces las propias heces derivadas del consumo de una hamburguesa que habían diseñado acabaría con el hambre en los países pobres –no demasiado lejos de la propuesta que el doctor Denilauer daba en Le Rosaire de l´Aurore. También colocaron un representante de su OMC en un programa de la CNBC que se emitió el 19 de julio de 2001 y en otra conferencia, esta vez en Finlandia e invitados por empresarios textiles, complacieron a sus anfitriones haciéndoles ver lo difícil que estaban las cosas para la industria del telar desde que en el primer mundo se había abolido la esclavitud sobre todo porque en los países asiáticos –donde los empresarios para los que hablaban mantienen un vasallaje de facto- es muy difícil controlar a los poco productivos empleados y presentaron lo que ellos mismos describen como “un ajustado leotardo dorado con un falo de tres pies de largo” al que denominaron “Apéndice para la visualización del empleado” que puede llegar a ser la herramienta definitiva para luchar contra la baja eficiencia.

El apéndice para la visualización del empleado, evidentemente.


De nuevo la gente o no escuchaba o se dejaba llevar por el criterio de autoridad de los enviados de la OMC y, parece ser que tampoco ninguno de los asistentes alzó la voz cuando al final de la charla, sin los eufemismos a que acostumbran los políticos, dijeron que la igualdad y la libertad de los seres humanos suponen el mayor peligro para el libre mercado.


Los periódicos fineses recogieron la presentación del revolucionario aparato.

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