Escribió Heráclito de Éfeso:
“No es posible descender dos veces al mismo río, tocar dos veces una sustancia mortal en el mismo estado, ya que a causa del ímpetu y la velocidad de los cambios se dispersa, vuelve a reunirse aflora y desaparece.”
Replico yo:
La corriente es tan fuerte
(o mi masa tan insignificante)
que el río me arrastra.
Me baño siempre, pues,
en las mismas aguas.
Las orillas cambian, sí.
Pero,
¿y mi monotonía?
Y, para dejarles buen sabor de boca, uno a mi voz una refutación seria y amparada por el criterio de autoridad, la dejo escrita Augusto Monterroso:
“Cuando el río es lento y se cuenta con una buena bicicleta o caballo sí es posible bañarse dos (y hasta tres, de acuerdo con las necesidades higiénicas de cada quien) veces en el mismo río”
“No es posible descender dos veces al mismo río, tocar dos veces una sustancia mortal en el mismo estado, ya que a causa del ímpetu y la velocidad de los cambios se dispersa, vuelve a reunirse aflora y desaparece.”
Replico yo:
La corriente es tan fuerte
(o mi masa tan insignificante)
que el río me arrastra.
Me baño siempre, pues,
en las mismas aguas.
Las orillas cambian, sí.
Pero,
¿y mi monotonía?
Y, para dejarles buen sabor de boca, uno a mi voz una refutación seria y amparada por el criterio de autoridad, la dejo escrita Augusto Monterroso:
“Cuando el río es lento y se cuenta con una buena bicicleta o caballo sí es posible bañarse dos (y hasta tres, de acuerdo con las necesidades higiénicas de cada quien) veces en el mismo río”
2 comentarios:
¿Porqué pensar que sólo es el río el que cambia o no?¿Y nosotros?¿Somos siempre el mismo?
Señor anónimo, nunca somos los mismos pero, a veces, uno tiene la sensación contraria... la de incapacidad de adaptarse a los cambios.
Gracias por su comentario.
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