I
El león, soberano absoluto, rugió estremeciendo hasta el último confín de sus dominios.
Las ovejas, todas a una, acataron sumisas: “¡Beeeeeeeee!”
El pato ladró.
II
La rana apenas podía creer lo que estaba viendo. Croó con todas sus fuerzas llamando a sus hermanas pero, para cuando ellas llegaron, hacía rato que la mosca se había cansado de bailar claqué.
III
Martín era un gato y, aunque no le gustaba demasiado, acostumbraba a sonreír.
IV
Las hormigas se alejaban cargadas con el cadáver conscientes de que alguien tenía que hacerse cargo y ocultar aquella indignidad.
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