El doctor Álvarez-Pinto i Denilauer, de la Fundación Copito de Nieve nos revela el revolucionario proyecto que ha desarrollado su equipo.
La sede de la Fundación Copito de Nieve para el desarrollo del Tercer Mundo y correlativos se encuentra en una noble casona de estilo neoclásico que el vigésimo segundo Conde de Lemos ordenó levantar a finales del siglo XIX en plena Gran Vía madrileña. En el frontispicio se puede leer “Galicia atá onda cheguen os tanques”, lema de la casa de Lemos hoy poco política y gramaticalmente correcto. En la puerta nos espera el doctor Álvarez-Pinto i Denilauer, director del denominado Proyecto Alfa (α) que, en prevaricación con la FAO, pretende acabar con el hambre en el mundo. Subimos por la escalera principal escoltados por los retratos de todos los Condes de Lemos que en el mundo han sido y finalmente llegamos al despacho de Denilauer, en la segunda planta de este palacete, desde la que se contempla una hermosa estampa de la ría.
PREGUNTA- Usted y su equipo dentro del programa de la FAO “No es lo mismo hambre que ganas de comer” han desarrollado un proyecto revolucionario para terminar con el hambre en el mundo y, más especialmente encaminado a erradicar las hambrunas que asolan África…
RESPUESTA- Efectivamente y aunque no le puedo adelantar mucho porque aún no hemos logrado patentar el proyecto si le puedo asegurar que es la solución definitiva, pues no conlleva grandes inversiones económicas y además respeta la idiosincrasia de los pueblos más necesitados.
P- Mucho se ha especulado durante los últimos días sobre su “bálsamo de Fierabrás”, si me permite denominarlo así…
R- No, no se lo permito. Preferiría que no frivolizase con esto ni se las diese de intelectual presumiendo de sus abundantes lecturas. Le recuerdo que he pagado esta entrevista para lucirme yo.
P- Disculpe, doctor Denilauer. Muchos medios denuncian los peligros de su panacea al utilizar esencialmente alimentos transgénicos…
R- ¡Se equivocan! No se usarán alimentos modificados genéticamente, tampoco consiste, como ya he leído por ahí, en el costosísimo transporte de los excedentes de los países enriquecidos, ni en nada semejante. Es todo más sencillo y menos peligroso…
El teléfono móvil del doctor suena, habla unos segundos y después con las más amplia de las sonrisas que pueden caber en un rostro caucasiano dice: “Ya le puedo desvelar el proyecto, nos acaban de conceder la patente. En realidad nuestro “bálsamo de Fierabrás”, si me permite denominarlo así, no es más que una nueva cocina. África, y perdón por generalizar, es un páramo y cualquier clase de cultivo en aquellas tierras haría tambalearse nuestra bien merecida calidad de vida aquí en el primer mundo; por lo tanto decidí incluir en mi equipo al conocido cocinero vasco, Zigor Moriburitanienarieta, que junto con diez nutricionistas amateurs y un procurador elaboraron lo que llamamos “DIETA DENILAUER”.
P- ¿En qué consiste esa dieta?
R- Como le digo aprovecha las materias primas más cercanas a los necesitados. La idea surgió de un estudio firmado por el doctor Ruiz Hornillos que la revista SCIENCE publicó el pasado mes de junio sobre el alto valor nutritivo de la mosca común. África está llena de moscas, las moscas que rodean a los hambrientos son, irónicamente, la solución y a pesar de estar delante de nuestros ojos hemos tardado mucho tiempo en verlo. El fin del hombre, perdón quería decir del hambre, está cerca porque las moscas pueden salvar muchas vidas. Cierto que la carne de este díptero no proporciona las CDR de proteínas recomendadas por la FAO para solventar este pequeño inconveniente se me ocurrió que podríamos usar como complemento nutricional… Llevamos siglos intentando solucionar el problema de África con instrumentos occidentales que se han mostrado ineficaces; ellos, antes de que los descubriéramos no estaban mal nutridos. Urge despenalizar el canibalismo en el continente austral.
P- ¿Qué significan las siglas CDR? ¿El canibalismo puede solucionar el problema?
R- Sí y no sólo el del hambre sino también el de la inmigración ilegal, no podemos ser tibios en la comprensión y el respeto en su esencia de las culturas aborígenes, eso es la democracia. ¿Cuál era su primera pregunta?
El entrevistador no puede seguir ocultando su emoción y llorando a moco tendido se abraza al doctor Denilauer. Hombres como este son los que el mundo necesita, estudiosos conocedores de su entorno y con un punto de genialidad que les hace llegar más allá, romper barreras y hacer que nuestras sociedades avancen inexorablemente por la senda del progreso.
Publicado en Le Rosaire de l´Aurore, número cuatro. Diciembre de 2004.
2 comentarios:
¡Ja, ja!. ¡Qué bueno!
Gracias por ser un lector tan activo (y agradecido) y satisfacer la vanidad del escritor.
Un abrazo.
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