luns, marzo 13, 2006

El testimonio de Alice.

Lo que parece desconocer la amable lectora de mi seudónimo (cuya carta reproduje en la nota anterior) es el testimonio que recogió en su sección LA OPINIÓN DEL LECTOR, Le Rosaire de l´Aurore en su número de marzo de 2005. Paso a reproducirlo literalmente:




LA OPINIÓN DEL LECTOR


Agradecimiento. En su número del mes de enero difundieron la noticia de mi fallecimiento por decapitación (parece que desde mi nacimiento este fue mi sino) en La Habana, la ciudad más bella del mundo en los años treinta. Fue una de las narraciones relacionadas con mi vida que más me ha gustado leer. Muerta nadie tendrá excusa para sacarme de mi merecido descanso en el infierno para hacerme, una vez más, protagonista de un relato, una novela, una obra de teatro o una película eruditas y presuntamente llenas de ingenio, críticas con las convenciones sociales y que a través del manido absurdo quiera desperezarnos de nuestras rutinas y costumbres para hacer florecer la Verdad. Soy una simple niña y siempre lo he sido, se me ha usado como excusa para explicar desde matemáticas a semiología y, si me permite la expresión, estaba hasta el gorro. La difusión de mi muerte a través de su hoja volandera, especialmente apreciada y creída por los seguidores de la metaficción, espero que me reporte, al fin, la baja como punta de lanza de la batalla contra la realidad. Despierten, señores eruditos, el mundo es como es, la mentira reina pero no gobierna y es el dinero (no las palabras) lo que hace nacer en el pecho de los hombres la ilusión por empezar un nuevo día. Mañana a pesar de sus teorías el sol nos seguirá esclavizando y nuestras pasiones nada elevadas y más próximas a las de nuestros hermanos los animales son las que nos hacen robar, matar, morir, amar y llorar, casi siempre con lágrimas de Jabberwocky.
Alice Liddell (Oxford. United Kingdom)


Parece que la señorita Liddell no necesita defensores y no sólo por la razón evidente de que ya ha sido ajusticiada sino porque su conformidad, y aún gusto, con la condena es manifiesto.

2 comentarios:

Enrique Gallud Jardiel dixo...

Un blog originla y de muy agradeble lectura. Le seguiré

Sergio B. Landrove dixo...

MUCHAS gracias por su comentario desproporcionado a mi obra. Le recibiré siempre con los brazos abiertos.