“¿Toda obra de un heterónimo es apócrifa?” –me preguntó Rodrigo, otro de mis yos, ayer por la tarde.
Más allá del “todo problema es cuestión de nombre” del filósofo tudense no supe qué contestarle. Su pregunta me sumergió en una lógica de muñecas rusas, en el eterno problema del afinador de diapasones. Sólo se puede contestar a la gallega -“Depende”- o con un artículo. Me pongo a preparar el artículo.
Ningún comentario:
Publicar un comentario