Fue Italo Calvino en Si una noche de invierno un viajero el que hizo que nos fijásemos en esta extraña y secreta organización. Dejo escrito:
«La O.P.A. (…) desgarrada por luchas intestinas y escapando al control de su fundador Ermes Manara, se ha escindido en dos ramas. Una secta de iluminados partidarios del Arcángel de la luz, y una secta de nihilistas partidarios del Arconte de las sombras. Los primeros están persuadidos de que en medio de los libros falsos que anegan el mundo han de encontrarse los pocos libros portadores de una verdad quizá extrahumana o extraterrestre. Los segundos consideran que sólo la falsificación, la mistificación, la mentira intencionada puede representar en un libro un valor absoluto, la verdad no contaminada por las pseudoverdades imperantes (…)»
Uno de mis yos, que pretende mantener su nombre en el anonimato parcial de las siglas JCN, perteneció y quizá aún pertenezca a los apócrifos ¿En que rama? Militó, por lo que me ha contado, desde su fundación y, siempre bajó las órdenes directas de Manara, participó en las principales operaciones de la O.P.A., hay quien dice que tuvo un papel principal en el asunto del “Padre de los relatos”. Hoy, rota ya la disciplina tras el cisma, a veces le da por contar batallitas que son, se lo aseguro, muy interesantes.
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