luns, setembro 05, 2005

GERIFALTE INSTANTÁNEO. Capítulo 2.

Resumen de lo publicado: Duarte Troche i Poch recibe una llamada en mitad de la noche que le alerta de la activación del “código gamma”. En pijama se encamina a la sede del Tribunal Constitucional.


Sin reducir la velocidad el beemeuvedoble negro descendió a la segunda y última planta del aparcamiento del Tribunal Constitucional y, una vez allí, continuó hasta el muro del fondo dónde dos plazas permanecen siempre vacías amparadas por sendos letreros en los que se lee “RESERVADO”. Cuando Alfredo pulsó un botón situado en la palanca de cambios el muro se abatió mostrando una rampa que daba acceso a una tercera planta, semejante a las dos anteriores, y usada como aparcamiento para la sede central de la más secreta de las organizaciones secretas, el C.E.A.S.[1], de la que don Duarte Troche era Director del Departamento Narrativo. En la cochera, normalmente vacía a esas horas, había otros tres cochazos: uno, el mercedes de don Benito Pantaleón, Secretario General del CEAS; otro, un chrysler con matrícula del cuerpo diplomático que el señor Troche imaginaba a quién podía pertenecer y el tercero, un audi repleto de aros que le era totalmente desconocido.
Mientras Alfredo terminaba de aparcar don Duarte bajó corriendo del coche y tras teclear su clave descendió en el ascensor (perdón por la paradoja) hasta la más profunda planta (la sexta desde la superficie, contando las tres del aparcamiento) dónde estaba el despacho del señor Pantaleón y también el suyo. Instintivamente colgó la gabardina en el perchero y al entrar en la oficina de su superior se encontró con que, también en pijama, le esperaban Pantaleón; el Arzobispo de Santiago de Compostela, Ramón Trisagio que, pudorosamente, llevaba la sotana sobre un sobrio pijama de arpillera y Alexander Citric III, Consejero General de la Leberger & Co. en España y propietario, como había sospechado, del chrysler plateado. “Buenas noches, Duarte” –dijo Pantaleón. “Señor, Ilustrísima, Mr. Citric…-saludó Troche abandonando la esperanza de que fuera un simulacro al ver al Gabinete de Crisis en pleno- ¿Cuándo ha pasado?”

(Continuará)

[1] Este acrónimo, de acuerdo con la opinión más extendida, encierra el nombre del Comité para la Erradicación de las Actividades Sectarias, denominación trasnochada que corresponde a la realidad del momento de su creación conservado hoy, quizá, como parte de la técnica del despiste, elemento esencial de sus actuaciones. El CEAS fue una organización secreta originariamente vinculada a la Corona española de la que el devenir histórico le hizo desligarse llegando a alcanzar durante el siglo XIX una independencia calificada por los expertos como “muy peligrosa”. Hoy es una sociedad mercenaria que siguiendo siempre los rígidos principios de su código de conducta y la literalidad de las cláusulas del contrato firmado con su cliente ha sido capaz de servir simultáneamente a israelíes y palestinos y colaborar a un tiempo con el IRA y con el gobierno de Su (de ellos, los Ingleses) Majestad…aunque, tal y como están las cosas, sus principales clientes suelen ser las compañías transnacionales. Más sobre esta entidad irá conociendo el lector si tiene a bien continuar realizando la acción que le da nombre.

Publicado en Le Rosaire de l´Aurore número seis, febrero de 2005.

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