El pasado domingo fui con unos amigos a comer a un restaurante de las afueras de Ponferrada al que suelo llevar a las visitas. Al entrar vimos una mesa grande preparada por lo que les planteé buscar otro sitio para evitar el barullo de las grandes reuniones. Afortunadamente la pereza y el hambre nos hicieron quedarnos. Unos instantes después, mientras decidíamos qué comer empezaron a llegar los de la fiesta y entre la veintena larga de personas vi a Rodrigo. “Hombre, qué coincidencia. ¿Una reunión familiar?”. Normalmente es afable y está siempre dispuesto a la broma pero, ese día, al verme se quedó pálido y como descolocado: Sí, mi abuela cumple ochenta años y venimos a celebrarlo en familia. Me acerqué y saludé a la señora Filomena que estaba alegre, solemne y orgullosa ante su prole. “Pasároslo bien. A ver si podemos quedar esta semana. Te llamo el martes”, me despedí de Rodrigo. Cuando, pasado un buen rato, sacaron la tarta, nos unimos al Cumpleaños feliz que hizo llorar a la homenajeada. De repente se hizo el silencio y vi que Rodrigo y otras dos chicas (luego me confirmó que eran sus primas, Paula y Miriam) estaban leyendo algo, algo con ritmo y dramatizado. Guardamos silencio también en mi mesa. Era un romance en el que se contaba la vida de doña Filomena. Cuando finalizaron aplaudimos. De repente entendí la palidez de Osorio. No le apetecía que le viese declamando un romance que, sin duda alguna, él había escrito. Es demasiado aficionado a la experimentación y la vanguardia y la ha defendido siempre tan vehementemente ante mí que reconocerse autor de un romance (nada me había dicho de que lo estaba escribiendo) suponía una pequeña derrota en nuestras discuciones literarias.
Al día siguiente le llamé. “Me gustó mucho pero con el ruido no lo pude entender del todo ¿Me pasas una copia?”. Al principio estaba reticente pero terminó cediendo. Al parecer su abuela (como podrán leer en el propio romance) siendo niña memorizó muchos versos gracias a la llamada literatura de cordel y los filandones de su localidad natal: Arganza. Rodrigo decidió entrevistar a sus dos abuelas para que las historias de su familia no se perdiesen por culpa de no tener la gente tiempo para escuchar a los demás. Aprovechando la coincidencia de las entrevistas, el gusto por los romances (que ella llama "coplas") de doña Filomena y el redondo cumpleaños empezó a escribir la vida de su abuela paterna en octosílabos. Sólo llegó a 1945 pero amenaza con continuar. Ojalá lo haga.
Para que puedan formarse su propia opinión y por sus partes de interés general: la vida en los pueblos, el maquis, etc.… publico en la Constelación el romance. Quizá si le animamos continúe la historia que termina bastante intrigante, por cierto.
Más en C18:
Rodrigo Osorio I , II , III y IV.
Relatos de R. O.:
Los también, una tribu o etnia: I y II. (En colaboración con don Pedro Gómez)
Dolor.
Una espía… y su continuación: Agradecimiento.
N´geko.
Al día siguiente le llamé. “Me gustó mucho pero con el ruido no lo pude entender del todo ¿Me pasas una copia?”. Al principio estaba reticente pero terminó cediendo. Al parecer su abuela (como podrán leer en el propio romance) siendo niña memorizó muchos versos gracias a la llamada literatura de cordel y los filandones de su localidad natal: Arganza. Rodrigo decidió entrevistar a sus dos abuelas para que las historias de su familia no se perdiesen por culpa de no tener la gente tiempo para escuchar a los demás. Aprovechando la coincidencia de las entrevistas, el gusto por los romances (que ella llama "coplas") de doña Filomena y el redondo cumpleaños empezó a escribir la vida de su abuela paterna en octosílabos. Sólo llegó a 1945 pero amenaza con continuar. Ojalá lo haga.
Para que puedan formarse su propia opinión y por sus partes de interés general: la vida en los pueblos, el maquis, etc.… publico en la Constelación el romance. Quizá si le animamos continúe la historia que termina bastante intrigante, por cierto.
Más en C18:
Rodrigo Osorio I , II , III y IV.
Relatos de R. O.:
Los también, una tribu o etnia: I y II. (En colaboración con don Pedro Gómez)
Dolor.
Una espía… y su continuación: Agradecimiento.
N´geko.
5 comentarios:
Pense que habías abandonado el Blog, después de la publicación de tus relatos en prensa.... :))
Que va. Lo que pasa es que el mundo no electrónico también exige sus atenciones. Y el último semestre ha sido bastante ajetreado para bien.
La Constelación sigue existiendo y permanecerá, salvo causa de fuerza mayor, lo que no puede asegurar es periodicidad alguna aunque esta próxima semana, gracias a este romance de Osorio, creo que habrá una entrada por día.
Espero que os guste.
Gracias por la lectura.
Me interesan mucho los romances y las coplas, así que esperaré con interés.
A mí, la verdad sea dicha, me ha parecido un romance bastante "clásico" aunque no deja de traslucir el estilo osoriano en algún momento.
Gracias por la espera para leer la primera entrega.
Un abrazo.
Gracias por los elogios, Sergio. La espera de un amante de la literatur apopular como ARP no sé si me tranquiliza o todo lo contrario. Por lo menos espero recibir una crítica sincera y exprta que es más de loque podía soñar (Más allá de que, claro, el regalo le haya gustado mucho a mi abuela que era lo más importante).
Abrazos para todos.
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