mércores, novembro 29, 2006

Matías Prats. Otra esquela de Laureano Halfmöngrison.


Para mis apostillantes: anónimo, R. Chao y Taliesin, con todo mi agradecimiento.

Vista la buena acogida de la entrada anterior, que incluso despertó las ganas de implicarse de mis generalmente silentes lectores, decido publicar otra esquela de ese gran maestro de la necrológica que es el islandés Laureano Halfmöngrisom. Fue publicada en el segundo número de Le Rosaire de l´Aurore y si quieren leer la noticia que precipitó la muerte del decano de nuestros periodistas sólo tienen que pulsar aquí.




MATÍAS PRATS
1912-2004

Nació en una pequeña aldea del Mediodía francés (Saint Paul des Jacques) gobernada por un Teniente del ejército napoleónico al que sólo la ocupación nazi logró convencer de que el siglo XIX había finalizado. Cuando las divisiones nacionalsocialistas modernizaron Saint Paul, Matías ya llevaba años viviendo en España, país al que le había enviado el Teniente Moreaious como parte integrante de una leva forzosa que todos los años hacía por el día de las candelas. Cuando los quintos franceses llegaban al supuesto frente español descubrían el siglo XX en pleno esplendor y los más decidían no volver a sus casas, los menos regresaban para anunciar la muerte de Bonaparte y el progreso: fueron llamados profetas.
Matías, desertor del ejército napoleónico, vagaba por los campos de Castilla intentando descubrir su vocación, mientras sobrevivía a base de altramuces y, como bien sabe el lector, de ser herbívoro a trabajar en la radio hay sólo un paso que el señor Prats no dudó en dar. Como todo bisoño tenía ideas revolucionarias sobre la radiodifusión que jamás le dejaron llevar a la práctica por lo que tuvo que trabajar haciendo un poco de todo: maquilador, fraile (e incluso antes cocinero), antenista, lector de necrológicas, altavoz y finalmente speaker en retransmisiones deportivas, campo en el que se consagró con su memorable (y memorada) locución del Campeonato Comarcal de Softball del Valle de Arán.
Estalló la Guerra Civil que partió la vida de Matías, como la de todos los españoles, por la mitad con una angustiosa linde llena de dolor, odio y muerte. No era la primera vez que Matías se veía involucrado en una batalla que ni le iba ni le venía: desertó y se escondió durante todo el conflicto y parte del postconflicto en las cuevas de Altamira, donde, gracias a un rudimentario equipo de grabación, logró editar el programa de humor que siempre había querido hacer. Una vez finalizada su obra presentó el proyecto en RNE. “¿Qué es esto?” -dijo el Director de Programación después de escuchar dos de las cintas. “Humor. Le llamo «Corridas de toros», simulo un absurdo espectáculo de máximo interés social que consiste en lesionar al animal hasta la muerte y lo retransmito como si realmente existiera. He grabado treinta de esos espectáculos, he escrito las vidas y trayectorias de doscientos «toreros», cuarenta actuales y el resto históricos, lo que me permite dar total verosimilitud al asunto...” “Estás loco, Prats, pero haremos la prueba: mañana a las cinco de la tarde emitiremos el primero de tus programas...” Días después el Generalísimo decíde aprobar el proyecto de construcción de Las Ventas. Despechado por la utilización de su idea con fines espurios se afilia al PCE del que, tras una sonada discusión con don Rafael Alberti es expulsado y, como consecuencia de un expediente ante el Soviet Local, condenado a la mortalidad.
Tras esta condena se inicia su periplo por diferentes diarios nacionales e internacionales, legales y clandestinos: El Correo Gallego, The Times, Clarín, Al Alba, La Fe, La Verdad, El Globo, Mis Huevos,... La vejez le hace retirarse en olor de multitudes en una cena homenaje celebrada en las catacumbas romanas. La comezón periodística le impidió abandonar totalmente su profesión y así, en 1999, crea el diario confidencial virtual METÁFORAFLORIDA.COM y, más recientemente, decide incorporarse a la redacción de LE ROSAIRE que precisamente en este número publica su primera y, tristemente, única colaboración en la que desvela una oscura trama mercantil que pudo precipitar su muerte.
Que Dios acoja en su seno al Maestro.


Publicado en el número dos de Le Rosaire, octubre de 2004.

2 comentarios:

Ricardo Chao Prieto dixo...

Chapó. Me quito el cráneo.
Si no he escrito antes, era porque perdí el enlace a tu página.

Sergio B. Landrove dixo...

Me ruborizas. Me alegro de que disfrutes leyrendo estas ficciones, yo lo hago mucho escribiéndolas.

Más abrazos.