xoves, decembro 21, 2006

Libro de reclamaciones.

CUENTOS.




Folio Número 4725. Nombre: Eusebio Hernández. DNI: 35248660. Teléfono: 89134272 EXPONE que hoy, día doce de julio, me acerqué por la tarde a este centro comercial, como es mi costumbre, para aliviar el intenso calor con el aire acondicionado de sus instalaciones. Nada más entrar en la planta baja noté una considerable mejoría y me dispuse a ocupar uno de los bancos que están frente a los ascensores, lugar que ocupo frecuentemente y desde el que además de una vista inmejorable del pasillo central, se puede ver la televisión de la cafetería con lo que no dejo de estar convenientemente informado. La primera vez que sucedió fue sobre las tres en punto, justo después de los titulares del Telediario Uno. Alguien llamó al ascensor desde la planta sexta y cuando, ya en mi planta, las puertas se abrieron vi que el aparato estaba vacío. Casi podría afirmar que oí claramente, a pesar de la música ambiental, un “Eusebio, ven”.
Continué viendo las noticias. Dos chicas se montaron en el ascensor y, aunque decían que iban a bajar en la cuarta planta, fueron hasta la sexta. Imaginé que habían recordado, en el último momento, que necesitaban comprar algo para la playa. Después de ese viaje el aparato regresó al recibidor, si les digo la verdad su actitud me extrañó, nunca antes había hecho tal cosa y pensé que lo habrían programado de nuevo para mayor comodidad de los clientes. Busqué con la vista a Pascual Gutiérrez, un guardia de seguridad amigo mío, para comentárselo pero recordé que los lunes libraba. Volví a escuchar la voz que salía del ascensor: “Eusebio, sube. Te espero” De reojo vi como un hombre y su hijo de unos seis años subían al artefacto, también fueron al sexto lo que me extrañó bastante pues hablaban de comprar juguetes... ¿Han quitado los juguetes del tercero? Me levanté y pulsé el botón de llamada, el motor del ascensor dio un rugido de satisfacción y empecé a dudar de que fuese buena idea montarme en él. Cuando llegó a la planta baja y las puertas se abrieron vi en el suelo un jirón ensangrentado de la camiseta del niño de seis años. ¿Qué pasaba en el sexto?
Escribo estas líneas antes de encaminarme al sexto piso donde alguien me está esperando. Puede que haya matado a cuatro personas pero sé que me busca a mí. En caso de que desaparezca, llamen a mi número de teléfono y cuenten todo a mi mujer, Aurora. Díganle que la quiero. El ascensor me llama.


4 comentarios:

Taliesin dixo...

Me gustó mucho

Anselmo Cobirán dixo...

Está bien construido y tiene un suspense que me atrapa. Palmadas.

Ricardo Chao Prieto dixo...

Genial, como de costumbre.

Sergio B. Landrove dixo...

Gracias a los tres.Me alegro que os guste.

Me alegro haber logrado transmitir a un lector cualificado como Cobirán "suspense" porque era lo que pretendía este relato, además claro de fomentar la salud cardiovascular al aumentar el uso de las escaleras. Desde que lo escribí no piso un ascensor.


El "genial" me parece excesivo y que sea acostumbrado, mucho más.


Muchas gracias por leerlo y molestaros en comentarlo.