venres, decembro 15, 2006

Transcribiendo del chino.

REBUSCO ELECTRÓNICO.

Llevaba tiempo preguntándome por qué, en los diarios y sin que hubiera habido mutaciones geográficas apreciables, Pekín había pasado a ser Beijin. La pereza no me había dejado indagar las razones pero, afortunadamente, don Luis María Anson me sacó ayer de dudas en su Zigzag de El cultural.


Leí el I-Ching en China, en 1967, durante el exilio al que me sometió la dictadura de Franco. Lo he releído esta semana, asombrado por el trabajo científico que han realizado dos escritores especializados: Jordi Vilà y Albert Galvany. Espléndida edición de Atalanta, enriquecida por citas puntuales en ideogramas chinos para mayor rigor de los textos. Vilà y Galvany llaman al I-Ching, el Yijing. Hasta hace unos años las autoridades chinas aceptaban para la romanización de sus ideogramas el método Wade-Giles. Ahora han impuesto el “pinyin”. En el Wade la romanización se hacía sobre la fonética francesa, próxima a la española. Desplazado el francés como idioma internacional, el “pinyin” romaniza fonéticamente en inglés. Mao Tse-tung ha pasado a ser Mao Ze-dong. Si leemos Ze-dong en español no nos comprendería nadie. Hay que leerlo en inglés para que nos entienda un chino. El I-Ching, en fin, o “libro de los cambios” tiene una parte de adivinación y esoterismo de escaso interés científico. La filosofía de vida que en el libro se desarrolla, sin embargo, es profunda e interesantísima. Y actual, porque las pasiones del hombre no han cambiado con los siglos. El libro incluye, además, el sosegado comentario de Wang Bi y su idea del orden universal. Vilà y Galvany han hecho un trabajo excepcional.

(Publicado en El cultural de14 de diciembre de 2006)






Más en:


Wikipedia: “Sistemas de transcripición del chino. ” y

Unesco: “ Transcripición del chino.






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