martes, marzo 08, 2011

Sobre los préstamos hipotecarios (V)

La lógica tertuliana sustituye a la jurídica y “la enorme carga de trabajo” de la Audiencia Provincial no permitió al redactor del auto teclear en un buscador de internet: “economistas que analicen la crisis económica mundial” o algo semejante para usar el viejo y absurdo principio de autoridad sin necesidad de acudir a ese triste el Presidente del Gobierno Español (…) expertos en economía y por líderes mundiales, empezando por el propio Presidente de Estados Unidos (…)


Los magistrados que firman el auto, amparándose en su necesaria independencia, se toman la justicia por su mano para hacer decir a la ley lo que no dice, ni quiere, ni puede decir. ¿Una actitud “revolucionaria”? Aparentemente sí porque defiende al consumidor (ya hace tiempo que el campo ortodoxo de las revueltas es el de la lucha contra las empresas para reconocer nuestros derechos inalienables como usuarios, lo de los derechos humanos ya no es tan importante ¿quién se puede preocupar por la vida o la libertad si le dan 2 años de garantía por la tele de plasma?) frente a los bancos que, a pesar de los pesares, asumen gustosos de vez en cuando el papel de malos en el teatrillo de la actualidad.


Pero tras un auto que fuerza el texto de la ley aparece otro problema más importante: ¿hasta donde llega la interpretación de los jueces? ¿puede el juez cambiar la ley? Está claro que la importancia de la labor de interpretación de los jueces dependen de la concisión y claridad del texto de las normas. Pero el caso que nos ocupa no se ajusta a este esquema: el texto de la norma es claro, la intención también: podemos querer hacernos los tontos pero si la ley no reconociese esos privilegios a los bancos, no concederían préstamos tan alegremente como aún lo hacen, por lo que sería necesaria una modificación sustancial del sistema económico ficticio y especulativo y no conozco a casi nadie (sospecho que los jueces de Navarra no son la excepción, pero es un prejuicio) dispuesto a asumir en serio ese cambio de modelo social que supondría menos comodidades para muchos de nosotros.


Si los jueces de Navarra consideran justa la postura defendida en sus autos deberían haber fundado un partido político que tuviera como misión modificar la Ley de enjuiciamiento civil en ese sentido o bien seguir a Tolstoi en su interpretación cuadriculada del mensaje de Cristo que recomendaba a los hombres santos no participar de los tribunales del Estado. La opción adoptada (por más que esté de acuerdo con su justicia) no hace más que generar inseguridad porque igual que estos jueces parecen más favorables a los usuarios (probablemente hayan firmado ya 3 o 4 préstamos garantizados con hipoteca y estén poniendo la venda antes de la herida) nadie podrá impedir que mañana o pasado otro juez, defensor a ultranza del capital, crea más justo descontar del valor tasado de la vivienda en la escritura de hipoteca la depreciación de las casas en el mercado y el que recibió el dinero del banco ni siquiera pueda liberarse de aquel 50%, que casi le garantiza ahora el texto de la ley.

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