martes, xullo 03, 2012

HACIENDO HISTORIA

Para César Fernández.


(Fragmento de un manual de ciencias políticas de 2451)



(…) el final de los Estados Nación se fraguó en el siglo XXI cuando el lazo de unión entre los aficionados* cambió de la lengua, el territorio, la religión y la moneda al deporte espectáculo, especialmente esa forma primitiva de polémica que se llamaba fútbol o balompié.

Desde principios del siglo XX en los principales estados del continente europeo cada localidad de cierto relieve fue fundando equipos de fútbol que concentraron los sentimientos de identidad del núcleo poblacional. Las banderas de los equipos convivieron o incluso se confundieron con las de los territorios. En ocasiones solo el contexto permitía saber si se enarbolaba la enseña local, regional o estatal-nacional o la de un equipo de fútbol.

Desde 1989 el fenómeno de la mundialización favoreció la implantación del balompié en otros países en principio ajenos a la cultura futbolera gracias a dos entidades -FIFA, UEFA e IF- que apostaron por un cambio en el modelo organizativo planetario. Un grupo de videntes estadistas fundaron estas asociaciones con el fin de transformar un modelo político-económico caduco e inoperativo por las contradicciones internas, el capitalismo democrático.  Su lucha incansable e imaginativa sirvió para cocinar a fuego lento la revolución que permitió configurar al mundo tal y como lo conocemos. 

Las preclaras mentes de Joseph S. Blatter, Ángel María Villar Llona y Michel Platini consiguieron establecer los mecanismos que lentamente vaciaron de fondos las superestructuras de los estados nación para fundar la nueva era de las relaciones políticas entre particulares. Los ciudadanos dejaron de ser votantes por puro aburrimiento y se centraron en ser aficionado, e incluso socios, de los equipos de fútbol: célula indivisible de la nueva organización mundial. Los equipos dejaron de ser representativos de un territorio para identificarse con una idea abstracta: el sufrimiento, la alegría, lo cul, el amarillo,... Así, poco a poco se fueron perdiendo las afinidades que guardaban los estados nación con los equipos. A principios del XX era imposible que un ciudadano de València fuera aficionado del Colombianos Juniors, pero cuando este equipo se identificó con la piromanía, miles de habitantes de una de las ciudades por las que pasa el Turia se declararon adeptos. El desapego territorial de esos valencianos fue calando poco a poco a medida de que la mayor arte de su tiempo de ocio lo dedicaban a saber todo -o todo lo que los gabinetes de prensa de la IF revelaban- sobre el equipo de sus entrañas y sus jugadores.

Como ya había escrito en 1992 Ángel María Villar en el Manifiesto futbolista:

    (…) la transición no puede ser traumática para no repetir los errores de otros movimientos utopistas. Es necesario mantener las palabras, los conceptos para, poco a poco, ir cambiando las acepciones. La primera fase está culminada: la del equipo o club de fútbol de base local (una ciudad,un equipo**), esos equipos de fútbol continuarán contribuyendo con los mejores de sus jugadores a la selección nacional. (…) (En este punto) es donde será preciso el primer cambio las selecciones se integrarán por los jugadores de los equipos que tienen su sede e un país determinado no por los de la nacionalidad de ese mismo país. A la vez se debilita y refuerza la idea de nación: cada selección podrá usar a los  jugadores que pueda comprar para los equipos*** de su territorio pero solamente estos.

El ingreso del líder pacifista Hristo Stoichkov en la directiva de la FIFA supuso otro punto de inflexión en el desarrollo de los planes de la Internacional Futbolista (IF). Stoichkov defendió la sustitución de los conflictos bélicos, las guerras y las intervenciones militares por torneos de balompié. La propuesta fue ridiculizada en casi todos los foros y solo el asesinato del anciano Hristo a manos del integrista vacceo, Leonardo Alovera, en 2027 movió a diversos organismos internacionales a llevar a la práctica sus ideas (…) Cuando, veintiocho años después el sueño de Hristo se cumplía, al ser el fútbol (ya con el nombre de “polémica”) introducido en los Convenios de Naciones Unidas como única forma legítima de solución de los conflictos entre comunidades humanas; la IF se frotaba las manos por haber alcanzado un rango ético que en sus planes mas optimistas no esperaban alcanzar hasta bien mediada la segunda centuria del siglo XXI (…)
 

*La denominación votante o elector fue usada para hacer referencia a los aficionados durante la segunda mitad del XX y los primeros lustros del XXI. 

** En el capítulo XI del Tomo III del Manifiesto, establece las excepciones para el caso de aquellas ciudades que por distintas razones -divisiones sociales, étnicas o lingüisticas- necesitan más de un club para poder superar esta etapa sin necesidad del uso de la violencia.

*** Este paso, que fue duramente criticado por los sectores más Zinedanianos de la Internacional futbolista finalmente triunfó y se implantó tras la II Guerra Civil en EUA y la reforma de los estatutos de la FIFA de 12 de brumario de 2054.


De Le Rosaire de l'Aurore, núm. 61.

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