Prefiero el corazón de las manzanas,
el duro hueso de las aceitunas,
las pepitas de la más tierna uva,
las pipas del melón, a sus carnazas.
Aborrezco lo externo. ¡Hasta la forma
que muestra ese vestido de su cuerpo!
Me gusta más lo que lleva por dentro:
su odio, su rencor, su paranoia.
Sé que hay almendras, nueces, cacahuetes,
corazones preñados de bondad y alegría
que refutan el quid de mi razonamiento.
Pero ¿acaso creéis que eso a mi me compete?
¡Dejadme con esta mi nueva ideología!
¡Ya abandoné el estilo y cuido el argumento!
Como «adiós», por lo menos, usaré un estrambote
de lágrimas sedosas, lineales y vacías;
negras como tomates privados de cimientos.
mércores, decembro 05, 2007
(Una poética)
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2 comentarios:
Sergio, doy vueltas a un cuento, creo que tuyo o de Rodrigo. Era sobre una mujer que encontraba un libro que trataba un tema de forma superficial pero que a ella le gustó mucho y que hizo que profundizase...
¿Dónde está el cuento? Me gustaría volver a leerlo.
Podría decir que es mío pero ya sabes que pienso que lo del autor es lo de menos. Si no me confundo creo que te refieres a Uroboros y lo puedes leer (tú y quien quiera) pulsando sobre su título.
Es un gusto tener lectores tan atentos que recuerdan relatos de repente, gracias.
Un abrazo.
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