venres, xaneiro 11, 2008

De himnos y contrahimnos.


Hoy ABC nos adelanta la canción que ha ganado el concurso para ser letra de nuestro himno nacional (ABC: El himno ya tiene letra y Compostela: «Fiskeo» el himno).


Mi himno favorito, de entre los que conozco, es el de la Comunidad Autónoma de Madrid que Joaquín Leguina tuvo el acierto (¿o el error?) de encargar al maestro Agustín García Calvo.

Aunque algunos de sus amigos no parecían confiar en que el poeta (y tantas otras cosas) no se estuviera vendiendo, así Rafael Sánchez Ferlosio le hizo estas advertencias desde las cartas al director de El país:

El himno de García Calvo.
Ya que ese inmenso cabezota de Agustín García Calvo, desoyendo el afectuoso y desinteresado consejo de toda la flor de sus amigos, ha tenido que salirse con la suya haciéndole al señor Leguina el himno de Madrid, considero oportuno recordar aquí unas estrofas del romance inacabado que, aunque en ocasión pretérita, con tema y espíritu bastante aproximados al himno de García Calvo, dejó escritas aquel injustamente olvidado segundón de la generacíón del 98 que fue el malogrado vate don Jacinto Batalla y Valbellido, que terminó muriendo maestro de escuela en una perdida aldea de Morelos:

"Si, como dicen los sabios,
no hay virtud mejor templada
que el vicio dé la soberbia
cuando renuncia a la espada,
y es verdad que así está hecha
la condición castellana,
para este lance de naipes,
ya conoces tu jugada:
que los unos a los otros
les ladren las cabalgadas
y los otros a los unos
les cabalguen las ladradas
en ese indigno bochorno
de una diaria embanderada."

(Publicada en El país, 14 de octubre de 1983);

don Agustín sin apartarse un ápice de todo lo que ha escrito contra el progreso progresado, el dinero, el Estado,… compuso esta canción. Un auténtico contrahimno:

Yo estaba en el medio:
giraban las otras en corro,
y yo era el centro.
Ya el corro se rompe,
ya se hacen Estado los pueblos,
Y aquí de vacío girando
sola me quedo.
Cada cual quiere ser cada una:
no voy a ser menos:
¡Madrid, uno, libre, redondo,
autónomo, entero!
Mire el sujeto
las vueltas que da el mundo
para estarse quieto.
Yo tengo mi cuerpo:
un triángulo roto en el mapa
por ley o decreto
entre Ávila y Guadalajara,
Segovia y Toledo:
provincia de toda provincia,
flor del desierto.
Somosierra me guarda del Norte y
Guadarrama con Gredos;
Jarama y Henares al Tajo
se llevan el resto.
Y a costa de esto,
yo soy el Ente Autónomo último,
el puro y sincero.
¡Viva mi dueño,
que, sólo por ser algo,
soy madrileño!
Y en medio del medio,
Capital de la esencia y potencia,
garajes, museos,
estadios, semáforos, bancos,
y vivan los muertos:
¡Madrid, Metrópoli, ideal
del Dios del Progreso!
Lo que pasa por ahí, todo pasa
en mí, y por eso
funcionarios en mí y proletarios
y números, almas y masas
caen por su peso;
y yo soy todos y nadie,
político ensueño.
Y ése es mi anhelo,
que por algo se dice:
«De Madrid, al cielo».

Más:

Youtube: El himno recitado por su autor y cantado por unos incondicionales.

Wikipedia: Agustín García Calvo .

De viva voz (Artículos de AGC en Páginas temáticas del MEC): El himno con un brevísimo comentario de AGC en el entrega IX de 1999.



Los libros de AGC, un inmejorable paseo por la la obra de AGC de la mano de ¿Dale Arden?


2 comentarios:

Ana Lorenzo dixo...

«Y aquí de vacío girando
sola me quedo.»
Qué bueno, en realidad sí que está más sola que la una Madrid, y nadie es madrileño más que por ser algo y si se acuerda.
No tenía ni idea de que tuviésemos un himno los de la comunidad más desarraigá que hay, Sergio, gracias por presentármelo. Genial, como siempre, García Calvo y Sánchez Ferlosio.
Un beso.

Anónimo dixo...

Supongo que después del encargo nadie se habrá atrevido a cantar en un acto oficial esta preciosa canción tan del NO...

Gracias por la lectura y el comentario.

Otro beso desde la periferia.