Filandón, las páginas culturales dominicales de Diario de León, acogen hoy en su sección Textos y pretextos algunas de mis Fábulas crípticas, concretamente estas 18 que ya habían podido leer en esta Constelación: Fábulas crípticas.
FÁBULAS CRÍPTICAS
I
El león, soberano absoluto, rugió estremeciendo hasta el último confín de sus dominios.Las ovejas, todas a una, acataron sumisas: “¡Beeeeeeeee!”El pato ladró.
II
La rana apenas podía creer lo que estaba viendo. Croó con todas sus fuerzas llamando a sus hermanas pero, para cuando ellas llegaron, hacía rato que la mosca se había cansado de bailar claqué.
III
Martín era un gato y, aunque no le gustaba demasiado, acostumbraba a sonreír.
IV
Las hormigas se alejaban cargadas con el cadáver conscientes de que alguien tenía que hacerse cargo y ocultar aquella indignidad.
V
Atraídas por el olor, las moscas buscan un paso en la solidez del roble. Arremeten una y otra vez contra la puerta confiando en que sólo por su ilusión y esfuerzo alcanzarán lo imposible.
I
El león, soberano absoluto, rugió estremeciendo hasta el último confín de sus dominios.Las ovejas, todas a una, acataron sumisas: “¡Beeeeeeeee!”El pato ladró.
II
La rana apenas podía creer lo que estaba viendo. Croó con todas sus fuerzas llamando a sus hermanas pero, para cuando ellas llegaron, hacía rato que la mosca se había cansado de bailar claqué.
III
Martín era un gato y, aunque no le gustaba demasiado, acostumbraba a sonreír.
IV
Las hormigas se alejaban cargadas con el cadáver conscientes de que alguien tenía que hacerse cargo y ocultar aquella indignidad.
V
Atraídas por el olor, las moscas buscan un paso en la solidez del roble. Arremeten una y otra vez contra la puerta confiando en que sólo por su ilusión y esfuerzo alcanzarán lo imposible.
VI
Nada hacía disfrutar más a la araña que oír el crujido de las cucarachas bajo los zapatos de los humanos.
VII
Cuando por la noche las hormigas finalizan su jornada laboral las páginas de los libros recuperan su mudez.
VIII
El rinoceronte minucioso tuvo que abandonar su gran pasión: el maquetismo.
IX
Los monos, asustados por su parecido con los hombres, decidieron no afeitarse más.
X
Nada hacía disfrutar más a la araña que oír el crujido de las cucarachas bajo los zapatos de los humanos.
VII
Cuando por la noche las hormigas finalizan su jornada laboral las páginas de los libros recuperan su mudez.
VIII
El rinoceronte minucioso tuvo que abandonar su gran pasión: el maquetismo.
IX
Los monos, asustados por su parecido con los hombres, decidieron no afeitarse más.
X
La pantera se creía noche.
XI
La polilla, harta de lana, esperaba el cambio de estación.
XII
Tras la asamblea las serpientes decidieron no querellarse contra el autor del Génesis.
XIII
El pulpo se hizo un lío.
XI
La polilla, harta de lana, esperaba el cambio de estación.
XII
Tras la asamblea las serpientes decidieron no querellarse contra el autor del Génesis.
XIII
El pulpo se hizo un lío.
XIV
«¿Un vegetal es un animal?» fue la escueta pregunta que envió el insecto palo a un consultorio radiofónico esperando, al fin, salir de la depresión.
XV
Una vez más se ha denegado a los delfines la condición de súbditos del reino animal. «Demasiado humanos», ha declarado el jefe del negociado que tramitó el expediente.
XVI
El mariachi de armadillos interpretó como colofón de su recital la ranchera que les lanzó a la fama: «Rodar y rodar».
XVII
«Quiquiriquí», cantó el gallo a media noche sin demasiada convicción. Al reclamo de su voz el sol salió y el mundo se puso en marcha. Animado por los buenos resultados empezó a planear la invasión de Polonia.
XVIII
El hamster fugitivo apenas podía creer que sus pies le llevaran tan lejos.
(De nuevo todo mi agradecimiento a don Alfonso García, coordinador del suplemento)
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