HUMOROTECA DE L´AURORE
A continuación reproduzco la alocución que Pedro el Rojo III* pronunció ante la comisión del Parlamento español que estudia el Proyecto Gran Simio en junio de 2006.
Pedro el Rojo III, en una imagen de archivo. Fuente.
Señorías, ustedes creen que sus construcciones ficticias pueden saciar nuestro apetito; suponen que compartir con su especie la arquitectura genética es un orgullo para nosotros y piensan que equiparándonos a los suyos nos honran. Están equivocados.
Les he visto sentados en las plateas de innumerables teatros envidiando mi agilidad cuando toco el ukelele con los pies mientras me sostengo sobre una de mis manos haciendo el pino. En Roma, en Amsterdam, en London y también aquí, en Madrid, siempre ha habido algún caballero (generalmente con bigote) que exclamaba: « ¡Qué libertad! »
Me repugna esa palabra, esa mentira. ¿Qué es la libertad para ustedes? ¿Una mera aptitud física? Mi abuelo materno me advertía siempre antes de salir de casa « ¡Qué el hombre te ignore!», pero no le hice caso. Renuncié a mí mismo para transformarme en alguien parecido a ustedes tras leer el Manifiesto Gran Simio que mi otro abuelo me recomendó. Sé que no soy como ustedes pero, como los homo sapiens habéis comprendido hace tiempo, la senda del conocimiento y de la duda no tiene retorno. Una vez sembrada en nuestros ánimos la inquietud, no cabe olvido y la pesquisa se vuelve infinita o, al menos, vitalicia lo que, en todo caso, supera con creces mi límite de resistencia. En los días (los más de la última semana) en que reniego de mi semejanza con ustedes y los de su ralea no puedo dejar de sentir la evidencia de nuestra identidad, lo que me llena de un amargo orgullo. Paradójicamente, tampoco puedo prescindir de la vergüenza alegre de pertenecer al género homínido. Otros días logro vencer las ideas y paseo desnudo por las calles, escalo las farolas y me rasco sin medida los sobacos pero, Señorías, ya no me siento libre sino aceptando una simplona solución que un día sentí y disfruté naturalmente pero hoy ya no me pertenece: la he ahogado en las abstracciones de su (que ya es, también, mi) filosofía.
Para mí ya no hay solución pero piensen su decisión dos veces para que mis hijos, mis nietos y todos los descendientes de los míos no tengan que vivir con esta cruz. Créanme si les digo que me encantaría no haber sabido pronunciar estas palabras en defensa de lo que pienso.
*Pedro el Rojo III es un pan troglodites. Nieto del famoso chimpancé Pedro el Rojo que en su día leyó el revolucionario Informe para una Academia.
Publicado en Le Rosaire de l’ Aurore, Número 21, junio de 2006.
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