luns, maio 21, 2007

W.C.


CUENTO.




Antes de entrar comparó los tres retretes y se decidió por el del medio, a todas luces más limpio, aún así paso un trozo de papel higiénico por el borde de la tapa. Se desabrochó el cinto, se bajó los pantalones y los calzoncillos y se sentó, acostumbraba a hacerlo aunque sólo fuera a mear. Echó un ojo a las pintadas de la puerta pero no descubrió ninguna novedad: dibujos obscenos, rimas manidas y números de teléfono de «putas gratuitas» que se mantenían, año tras año, resistiendo los embates de la señora de la limpieza.
«Espero que me dé tiempo entregar el informe antes de la una, así podré salir a tiempo y pasarme por la frutería. Ayer vi que ya tenían cerezas, carísimas, ¡pero a ella le gustan tanto!… » Un chapoteo en el fondo de la taza interrumpió sus planes. «No ha sido mi chorro ¿Qué entonces? Imaginaciones, seguro.» Con la vejiga hinchada le resultaba difícil orinar. «Siempre igual, me entran unas ganas tremendas y cuando al fin me siento…» Volvió a oír el batir del agua y ya iba a levantarse para mirar cuando algo se aferró a sus cojones. « ¡Dios! ¡Hijoputa! ¡Suelta!», chilló. Se intentó levantar para zafarse de lo que fuera, pero aquello cada vez apretaba más fuerte sus testículos causándole un dolor insoportable. Al borde del desmayo y haciendo fuerza en las paredes del cubículo logró levantarse y ver, entre sus piernas, la mano peluda que apretaba con rabia. « ¡Suelta, cabrón!», acertó a decir con un hilo de voz. Luego se desmayó.
La criatura, creyendo que había acabado con su presa, volvió a su guarida consciente de que siempre es necesario ganar una primera batalla para cambiar el curso de la guerra.











Adenda:

Benito Pantaleón me indica el posible parecido con un cuento de Suso de Toro [lea más aquí] y, finalmente, descubro que se trata del cuento O rabano polas follas (Batermán) incluido en su libro Polaroid. (16 de junio de 2007)

6 comentarios:

Anónimo dixo...

Absoluta angustia.

Sergio B. Landrove dixo...

Desde que se me vino a la cabeza la imagen que da pie a este cuento me daba miedo ir al retrete. Simplemente quería compartirlo contigo y los demás lectores... ¡Generoso que es uno!

Me alegra haber sabido transmitirtelo, amigo anónimo.

Gracias por el comentario.

Taliesin dixo...

¿No has pensado en editar una selección de cuentos?
Conozco una editorial...tal vez...¡Se podía intentar!
Ya hablamos.

Un abrazo (y otro a Rodrigo)

Anónimo dixo...

Que creas que debo publicar lo tomaré como un elogio, Taliesin.

Gracias por ofrecerte como agente ¿a qué precio?

En el próximo Filandón hablamos.

Gracias por el comentario.

Landrove.

Anónimo dixo...

Este relato capta un temor universal. Todo el mundo ha sentido alguna vez el miedo a que una fuerta extraña te agarra por los cojones mientras estás sentado en la taza del water.

Sergio B. Landrove dixo...

¿era un temor universal? No sé si me tranquiliza o inquieta que todos (¿todas?) sintamos ese miedo, quizás sea un recuerdo atávico... ¿quién atacaría a nuestros ancestros cuando estaban acuclillados en el bodsque?

Gracias por leerlo y pararse a comentar.

Un fuerte abrazo.