martes, setembro 19, 2006

De la ficción a la realidad.

A Isaura Mouriño, in memoriam.

Siempre he tenido la impresión de que la creación ficticia es una forma de llegar a la verdad tan válida como la investigación científica. Desgraciadamente ayer los periódicos ( LVG: El matrimonio muerto al arder su casa acumulaba cajas de embalaje) confirmaron el final que yo había escrito inspirándome en una vecina compostelana, que ahora sé que se llamaba Isaura, con la que me cruzaba todos los días durante los años que viví en Santiago de Compostela.
Pueden leer el cuento, que escribí en 2003, pulsando aquí. ( C18: Pequeños tesoros)
Ni yo, que me había fijado en ella pero no reuní el valor del narrador del cuento para conocerla, ni el resto de los vecinos hicimos nada para evitarlo, como siempre.

2 comentarios:

Anónimo dixo...

Creo que en todas las ciudades hay gente como Isaura a la que no les ponemos nombre hasta que salen en el periódico. Me atrevería a decir que la mayor parte de los que habitan la ciudad ni siquiera en ese momento. A veces la realidad se refleja muy bien en los relatos, como es en este caso, así que por lo menos nos quedan los escritores para ponerle nombre a estas PERSONAS.
Gracias.

Sergio B. Landrove dixo...

Tenemos demasiadas cosas que hacer para intentar conocer a nuestros prójimos... Quizá si nos empeñamos podamos dejar nuestros MP3, periódicos, libros y conocer a los que se cruzan cada día por la calle, a los que se sientan anuestro lado en el autobús.

Ando buscando en mis cuadernos las primeras versiones de esos PEQUEÑOS TESOROS, si las encuentro las colgaré aquí.


Gracias por su lectura.