CUENTOS.
No pudo imaginar cómo pero acertaron a poner en funcionamiento la nave y se marcharon. Todos perdieron con el trueque. «Habrán sobrevivido poco tiempo al ambiente oxigenado de la cabina ─pensaba horas después el astronauta─ En la estación se sorprenderán al descubrir tres cadáveres donde sólo esperan encontrar uno.» En el carro llegó a la montaña que aquella criatura había señalado en su mapa, a sus pies se extendía un valle fértil atravesado por un río blanco en el que pescaban seres idénticos a los que había conocido. El animal volvió a su cuadra llevando en el carro el cadáver del astronauta que pasó a formar parte de la leyenda, tanto en la tierra como en el planeta en el que fue enterrado
No pudo imaginar cómo pero acertaron a poner en funcionamiento la nave y se marcharon. Todos perdieron con el trueque. «Habrán sobrevivido poco tiempo al ambiente oxigenado de la cabina ─pensaba horas después el astronauta─ En la estación se sorprenderán al descubrir tres cadáveres donde sólo esperan encontrar uno.» En el carro llegó a la montaña que aquella criatura había señalado en su mapa, a sus pies se extendía un valle fértil atravesado por un río blanco en el que pescaban seres idénticos a los que había conocido. El animal volvió a su cuadra llevando en el carro el cadáver del astronauta que pasó a formar parte de la leyenda, tanto en la tierra como en el planeta en el que fue enterrado
4 comentarios:
Muy asimoviano, y muy prestoso. Más!
Gracias por la orden tan animante, habrá más si Dios quiere. Valoro especialmente su crítica como intuyo aficionado a la ciencia ficción. Si cuando EL ARCHIVO le confesé no havber leido a Lovecraft, ahora he de declarar públicamente no haber leído de don Isaac más que un libro de cuentos sobre un diablo (Azazel, creo que se titulaba) del que ahora mismo no recuerdo nada.
Gracias otra vez.
Un abrazo berciano.
Espléndido. Me evocó, de lejos, al Bradbury de Las doradas manzanas, y ciertas atmósferas de Borges...pero con una voz, la tuya, muy propia.
Un gusto haber descubierto tu espacio...
Saludos...
Gracias, pero con tanta adulación (y comparaciones tan ociosas y desproporcionadas) voy a acabar por dejar de escribir por la presión.
Bradbury y Borges si están entre mis lecturas. ¡Qué grandes las CRÓNICAS MARCIANAS!
Siempre que pase por esta constelación será bien recibido, amigo.
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